El domingo 19 de junio se llevará adelante la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Colombia. Con un final abierto, las primeras encuestas dan ventaja al derechista Rodolfo Hernández. Sin embargo, la fórmula progresista de Gustavo Petro y Francia Márquez, que se impuso en la primera vuelta con récord de votos para ese espacio político, todavía tiene posibilidades.
Gustavo Petro
El candidato progresista de 62 años es un dirigente político de larga trayectoria en la izquierda colombiana. En su juventud militó en el M-19, organización de guerrilla urbana activa desde la década de 1970, actividad que le costó pasar un año y medio en prisión.
En 1990 la organización firmó un acuerdo de paz con el Estado colombiano que la llevó a desmovilizarse, y luego se refundó como movimiento político-electoral legal. Petro fue parte de ese proceso y a través de él, de la elaboración de la Constitución de 1991.
A partir de allí fue electo en distintas ocasiones como diputado y senador nacional, impulsando en la década de 2000 distintos reagrupamientos político-electorales de la izquierda y el progresismo colombianos como el Polo Demócratico Alternativo. Desde ese lugar ocupó un rol de primer orden en la política colombiana denunciando la complicidad del uribismo -fuerza dominante en la política colombiana desde 2002 y que toma su nombre del expresidente Álvaro Uribe (2002-2010)- con paramilitares y el narcotráfico. Esto lo ubicó como uno de los principales referentes de la oposición al régimen neoliberal y represivo.
En 2011 fue electo alcalde de Bogotá, capital del país. Durante el ejercicio de su cargo fue destituido por el Poder Judicial en un claro caso de Lawfare, y finalmente debió ser restituido tras ganar la batalla político-judicial contra la sentencia.
En 2018 se presentó a las elecciones presidenciales con su partido Colombia Humana y llegó al ballotage contra Iván Duque, saliendo segundo con el 41% de los votos. A comienzos de 2021 conformó el Pacto Histórico junto a otras fuerzas progresistas y de izquierda. Ese mismo año estallaron las protestas populares (incluyendo un importante Paro Nacional de los sindicatos y movimientos sociales) contra el gobierno de Duque y su plan de reformas neoliberales. Petro apoyó las primeras etapas de estas protestas planteando siempre la moderación e institucionalización de las mismas.
En cuanto a su perspectiva ideológica, reivindica la construcción de un “capitalismo democrático” basado en el desarrollo de una clase media rural, una reforma impositiva que apunte principalmente contra el capital y las grandes fortunas, en la reducción de las desigualdades sociales y en el crecimiento de las fuerzas productivas del país.
Se opone a la explotación de combustibles fósiles (petróleo y carbón) y plantea que el eje de la economía no debe ser la extracción de recursos naturales sino el agregado de valor en industria, servicios y agricultura. Se identifica con la “teología de la liberación” y el cristianismo progresista. Plantea que es necesario restablecer los lazos de Colombia con Venezuela, al mismo tiempo que señala diferencias políticas con el modelo económico venezolano.
Francia Marquez
La candidata a vicepresidenta por el Pacto Histórico tiene 41 años, es afrocolombiana y se destacó como activista en conflictos medioambientales y de derechos humanos.
En distintas ocasiones fue parte de la defensa de territorios ancestrales pertenecientes a comunidades afrodescendientes, ante la amenaza de megaproyectos como represas y minería. Estas acciones incluyeron también la reivindicación y promoción de la cultura de esas comunidades y en especial del rol de las mujeres negras.
También tuvo participación en los diálogos de paz que se realizaron en 2014 entre las organizaciones guerrilleras y el Estado colombiano.
Se postuló en las elecciones internas del Pacto Histórico como precandidata a presidenta, saliendo segunda con más de 780.000 votos y siendo la tercera candidata más votada de toda la elección.
Rodolfo Hernández
El candidato derechista tiene 77 años y es un empresario e ingeniero millonario, ligado al negocio de la construcción. Fue alcalde de la ciudad de Bucaramanga, cargo del cual renunció en el marco de varias investigaciones judiciales en su contra. Los medios de comunicación lo denominan “el Trump colombiano”. Se presenta a sí mismo como un “outsider” ajeno a los partidos tradicionales y su estilo es prepotente y machista, protagonizando diversos escándalos que incluyeron golpes a sus opositores.
El eje de su discurso político es el rechazo a la corrupción, asociando a ella a todos los políticos. Tiene una fuerte presencia en las redes sociales, especialmente en Tik Tok.
En una entrevista de 2016 se definió como admirador de “un gran pensador alemán, Adolf Hitler”, aunque luego se desdijo señalando que había querido mencionar a “Albert Einstein”.
Aunque cuenta con el apoyo del sector político uribista en la pelea contra Gustavo Petro, intenta diferenciarse. Incluso escribió un hilo de Twitter con 20 puntos donde marca los puntos en los que tiene desacuerdo.
Algunos de esos están en consonancia con sus posiciones neoliberales, como el planteo de reducción del tamaño del Estado. Pero en otros establece el apoyo a definiciones que son históricamente propias del progresismo: el proceso de paz con las guerrillas, el matrimonio igualitario y el derecho al aborto, la legalización de la marihuana y el reestablecimiento de relaciones con Venezuela.
De esta forma, su perfil político aparece como más “atrapa-todo” en comparación con otras candidaturas derechistas del continente como fue el caso de Antonio Kast en Chile, lo cual añade más incertidumbre con respecto a los resultados del ballotage.