El último martes se realizó la séptima marcha contra los travesticidios, transhomicidios y transfemicidios, convocada y organizada por organizaciones travestis, trans y LGBT+. Desde Primera Línea dialogamos con 3 activistas y militantes para indagar sobre el espíritu de la movilización y la agenda actual del colectivo.
Luana Salvá es activista, forma parte de la asociación civil Madres Víctimas de Trata asistiendo a víctimas del sistema prostituyente, y es referenta del movimiento por la reparación e indemnización histórica para las personas travestis-trans mayores de 40 años. Además es escritora, estudiante y delegada del centro estudiantil de la Mocha Celis y Promotora de Salud.
Por su parte, Geraldine “Sher” Lescano es referenta del movimiento travesti trans de Merlo, activista Federal en Derechos LGBTTI+ y promotora territorial de abordaje de violencias por motivos de género. También es capacitadora popular y social en prevención de violencias machistas.
De la misma manera, Alma Fernández es una activista y militante travesti, asesora del Senado bonaerense y fundadora de la Casita de Diana y Lohana de la Villa 31. Recientemente fue electa delegada en ATE-INTI.
¿Por qué se realizó una marcha el último 28 de junio?
-Luana (L): El 28 de junio se celebra el Día Internacional del Orgullo LGBTIQ+, que tiene su origen en la revuelta de Stonewall en Nueva York, en 1969, y reivindica las luchas del colectivo contra un sistema de persecución y discriminación. El último 28 de junio marchamos por séptimo año consecutivo, visibilizando nuestras consignas: “Basta de transhomicidios, transodio, travesticidios, transfemicidios, ¿dónde está Tehuel de la Torre?, implementación del cupo laboral travesti-trans, ¡reparación histórica ya!”.
No solo fue un día para celebrar. Fue un día para gritar que existimos, que somos parte de esta sociedad, que los medios de comunicación dejen de ridiculizarnos. Somos protagonistas de otra realidades que traspasan cada consigna que en este día se hizo eco.
-Geraldine (G): Nos convocamos a marchar en un grito plurinacional, sudaka y antirracista contra los travesticidios, transfemicidios y transhomicidios. Ya que desde hace 7 años venimos marchando en conmemoración de lo que fue el brutal asesinato de nuestra querida referenta Amancay Diana Sacayán.
Descolonizamos esta fecha pensando en que teníamos que transformar el orgullo, como venimos haciendo, con muchas cuestiones que tienen que ver con la comunidad.Transformamos la conmemoración de la revuelta de Stonewall de una celebración a un momento para problematizar las cuestiones que tienen que ver con nuestra comunidad, generando políticas que marquen nuestra agenda.
Creo que es importante destacar que gracias a todo lo que lucharon Amancay Diana Sacayán y Lohana Berkins aprendimos a no tirarnos atrás, sino, al contrario, levantar la bandera que nos dejaron ellas, tomar ese legado, y seguir con la lucha. Todavía nos sigue faltando Tehuel, pero no nos olvidamos de eso, seguimos reclamando, nosotras todavía tenemos memoria.
-Alma (A): Hace 7 años tomamos el compromiso de salir a las calles a gritar que dejen de matarnos. Lo hicimos huérfanas, lo hicimos sin Diana y sin Lohana, pero con sus banderas y con la convicción de que había llegado un tiempo para nosotras, para las nuevas generaciones de travestis y trans de este país y de este colectivo que tiene una organización de más de 30 años. También lo hicimos a modo de recuperar este día histórico que es el 28 de junio, que nadie salía a las calles, nadie lo vivía como se vive ahora. Eso nos parece muy importante.
Con el tiempo descubrimos que no era solo pedir que no nos maten, sino que nos matan por travas cuando no nos dan educación, no nos dan trabajo, cuando no tenemos casa, cuando no tenemos salud, cuando no podemos construir un proyecto de vida. Desde el primer día hasta ahora también descubrimos que “basta de travesticidios y transfemicidios” es un grito contra todas las violencias.
-¿Cuáles fueron los pliegos y demandas de este año?
-A: Una de nuestras consignas fue pedir Justicia por Melody Barrera que es una travesti que asesinaron en Mendoza y que por primera vez en la historia de esa provincia fue caratulado como “travesticidio” o “transfemicidio”.
-G: Una de las problemáticas específicas de la Ciudad de Buenos Aires que se abordó fue el rechazo a la prohibición del uso del lenguaje no binario. Cuando queremos avanzar y en una sociedad que está camino al progreso en cuestiones que tienen que ver con la inclusión y equidad de derechos, no puede ser que desde ciertos sectores salgan a prohibir. No nos pueden prohibir quienes somos, no nos pueden seguir invisibilizando, porque existimos y resistimos.
¿Por qué es necesaria una reparación histórica para la población travesti trans?
-L: Somos sobrevivientes y espectadoras de esas consignas. Durante muchos años fuimos una comunidad muy vulnerable, fuimos excluidas de nuestros hogares a temprana edad desde muy niñas, sin derecho a la Educación, sin derecho a la Salud, sin derecho a ser libres. Fuimos perseguidas por el solo hecho de existir y sentir quienes somos, conducidas a la prostitución donde nos vimos atravesadas por todas las violencias que pueden corromper una vida sana e inocente.
Nos robaron nuestra niñez, adolescencia y juventud, nos condujeron a una muerte temprana, nuestra calidad de vida es de 35 años y en condiciones precarias, sin hogar, sin familia. Hoy las sobrevivientes de ese sistema pedimos una reparación histórica.
La comunidad celebra cada derecho conquistado: la Ley de Matrimonio Igualitario, la de Identidad de Género, el Cupo Laboral Travesti Trans, leyes que vinieron a salvar a una nueva generación. Sin embargo, aun así esas normas dejan afuera a las travestis-trans adultas mayores, excluyéndolas nuevamente a la misma marginalidad con la que convivieron toda su vida.
El pedido de reparación e indemnización no es por los daños que nos hicieron. Solamente pedimos tener una muerte digna en lo que nos queda de vida, que la sociedad reconozca el genocidio y el crimen de lesa humanidad hacia nuestra identidad. ¡Pedimos justicia!
-A: Pienso en las travas más grandes que yo, las que tienen más de 50 años y que acumularon un montón de frustraciones por culpa de las expulsiones y por faltas de accesos. Pienso que la Ley de Reparación Histórica es restar una frustración. Es lo que sigue, lo que falta. También implica entender que nada nos repara, y pensar cuánto reparamos en nuestros entornos, en nuestros barrios, en nuestros grupos de amigos, en nuestras navidades, nuestros cumpleaños, en el día a día.
Es como un juicio oral y público a la sociedad. Que se hagan cargo de una buena vez por todas de que nos matan, que lo que vivimos muchas travestis fue un genocidio, una persecución y que la sociedad nos pida disculpas y que repare si cree que repara con plata.
Tenemos un Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad que viene a sumar lo que hace falta, y hay muchas compañeras que son luchadoras populares que estamos en todos lados. La importancia de vivir en un país que te otorgue derechos, que tenga gestos políticos, a eso lo construimos para transformar.
-¿Cómo cambió la realidad de la población travesti trans en los últimos siete años?
-A: Lo que cambió para mí desde la primera marcha fue ver cómo las travas de las distintas localidades también se apropiaron de esta consigna. Ahora hay provincias como Chubut, San Juan, Mendoza, Tucumán, Salta, Formosa, Corrientes, Chaco y Tierra del Fuego que se organizan para hacer el “Basta de travesticidios y transfemicidios todos los años” desde hace 4 o 5 años.
La marcha se instaló no sólo en Buenos Aires, sino en varios lugares más de este país. También las travestis de otros países como Chile, México o Ecuador que hablan de travesticidio. Ven a nuestro país como el que marca el rumbo en las luchas, y también propone hacia dónde tenemos que ir cuando nos pensamos en nuestra identidad.
Verme ahí con mis compañeros y compañeras que hacemos la movilización, parades, llevándola adelante, entendiendo, pensando, cuestionando siempre, y por sobre todo cambiando y agregando. Me pone muy feliz ese logro. Lo que más me pone feliz es que sea un grito colectivo de todas nosotras. ¡Furia travesti!