No todas son buenas noticias
Una mirada a los indicadores socio-económicos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) debería dejar cosas importantes para pensar, sobre todo en el marco de la comparación con los datos nacionales y con la situación al interior del territorio porteño.
Según las últimas mediciones disponibles, la CABA mostró un nivel de inflación (5,5% en mayo) superior al promedio nacional, explicado, sobre todo, por la suba de expensas, prepagas y alquileres. Asimismo, comparada con el resto del país, en la inflación de la capital hay una incidencia mayor de los rubros “equipamiento y mantenimiento del hogar” e “Información y comunicación” (servicios de telecomunicaciones y TV paga más aparatos).
En cuanto a la dinámica económica, las cifras del primer trimestre del año aportadas por el INDEC y la Dirección General de Defensa y Protección del Consumidor (DGDyC) porteña hablan de un ritmo de crecimiento (4,7%) por debajo del nivel general (6%), reafirmando una tendencia que se dio durante casi todo el año pasado. Fenómeno que se podría explicar por la matriz productiva local, con más peso del comercio y los servicios, que de las actividades productivas exportables.
El panorama se completa con un agravamiento en los niveles de desempleo y pobreza y la consolidación de un esquema desigual en materia distributiva. Mientras que, entre el primer trimestre de 2021 y el primer trimestre de 2022, a nivel nacional el desempleo cayó 3,2 puntos porcentuales, en la CABA esa caída fue menos de la mitad (1,3 puntos), afectando al 8,7% de la población total y al 12% de las comunas del sur.
La pobreza medida por ingresos en el primer trimestre de 2022 llegó al 20,3%, mientras que la indigencia fue de 5,9%. Así hubo una disminución de ambos indicadores respecto del primer y último trimestre del año pasado. Pero si se considera la situación pre pandemia, la pobreza sigue por encima. En el primer trimestre de 2019 abarcaba al 19,1% de la población; mientras que la indigencia se mantuvo en niveles similares.
Hay que agregar que la desigualdad entre los ingresos del norte y el sur empeoró levemente respecto al primer trimestre de 2021 y que se estabilizó en niveles bastante superiores al momento previo a la pandemia. Mientras en el primer tramo de 2019 el ingreso medio de la población del norte era 1,7 veces superior a la del sur, en 2022 fue de 1,9 veces.
La ciudad PRO avanza
A partir de las medidas adoptadas en el último mes, el oficialismo porteño deja ver con claridad cuál es su horizonte estratégico en términos de modelo de ciudad, qué papel debe jugar el Estado local en tal proyecto y también cuáles son sus objetivos más urgentes en el escenario político.
Durante junio encaró iniciativas paradigmáticas: sumó equipamiento para extender la videovigilancia al 75% del territorio porteño; avanzó con la aplicación de medidas, como el proyecto de integración productiva de barrios populares, que brindan más posibilidades de negocios para los grandes actores económicos (comerciales e inmobiliarios); implementó un nuevo régimen de estacionamiento con el objetivo de mostrar una ciudad moderna y ordenada (además de incrementar la recaudación); sostiene una nutrida oferta cultural (artística, gastronómica, patrimonio histórico), concentrada en el macrocentro, que coloca a la Ciudad entre las más importantes del mundo en esa materia. Todo eso tributa en la construcción de una imagen de Buenos Aires como territorio de exportación, que apuntala con toda una serie de acciones específicas.
Por otra parte, el oficialismo porteño tiene un ojo puesto en el crecimiento de Javier Milei y en atender la interna del PRO, y el otro en la apuesta por seguir construyendo esa imagen de ciudad moderna y cosmopolita que respeta las diversidades, cosa que es valorada en los estándares internacionales.
Se sabe fuerte e intenta abarcar lo más posible. Por eso por momentos muestra contradicciones, aunque lo que prima es el pragmatismo. Mientras interpela a los barrios populares con sus propuestas de instalación de cadenas comerciales, o a los jóvenes de las comunas del sur (aquelles que más sufren el desempleo), con su programa para acceder al primer empleo, no atiende los reclamos de las organizaciones sociales ante el ajuste en la asistencia y el pedido de mejores condiciones laborales. Aunque saluda las demandas del movimiento LGTBI+ y retoma parte de la agenda del movimiento de mujeres, prohíbe el uso del lenguaje inclusivo en las escuelas. Convoca a llenar las listas para las próximas elecciones con “gente común”, pero usa los recursos públicos para formar a sus dirigentes partidarios.
La otra BA
Más allá de su envergadura, distintos procesos de organización y movilización visibilizan sujetos y demandas que no forman parte de la ciudad que se construye desde las cabezas del gobierno local y los grandes grupos económicos. Varios de ellos están en curso y tienen una virtud principal: hacen visible las urgencias que viven los sectores populares y ponen sobre la mesa las consecuencias de un modelo urbano que los condena a los márgenes.
Tampoco hay que desestimar los niveles de coordinación mostrados en el último mes por las organizaciones sociales y de la economía popular, que volvieron a movilizarse para reclamar soluciones -esta vez, ante cinco ministerios-, y por las comunidades educativas, que tomaron la calle para reclamar por los problemas de infraestructura, los alimentos, el programa de pasantías y la prohibición del lenguaje inclusivo. En esa línea, se dieron acciones coordinadas para denunciar la falta de atención a las personas en situación de calle. Tampoco hay que subestimar la persistencia del personal de enfermería en su reclamo por el reconocimiento profesional ni la de los colectivos vecinales que vienen peleando por espacios verdes y contra el avance del negocio inmobiliario en sus barrios (con casos paradigmáticos como Caballito, Colegiales y Saavedra).
Un escenario local / nacional
El nivel de iniciativa del oficialismo local se mantiene alto y en ascenso. No tiene contrapesos importantes por izquierda pero tampoco por derecha. Además se destacan su capacidad para mostrarlo y el hecho de que genera acciones para destinatarios diferentes.
Lanzado totalmente a la campaña presidencial, Horario Rodríguez Larreta apuesta a pegar su figura con todas las acciones importantes del gobierno, suma viajes al exterior -Uruguay, España, Israel- para mostrarse con líderes de su espectro político y predica su “moderación endurecida” ante empresarios y medios de comunicación. Aprovecha los recursos del distrito para desplegar una planificada y constante campaña publicitaria aún a costa de no reforzar otros ítems que servirían para atenuar las desigualdades que se evidencian en la zona sur y centro de la Ciudad.
En su proyección nacional, el jefe de Gobierno se concentra en polarizar con el Gobierno del Frente de Todes, aunque también deberá superar los escollos de sus competidores internos y de fuerzas aliadas, que por momentos parecen tener más capacidad de fuego para limar su figura que la oposición local.
En la Ciudad, el Frente de Todes sigue sin aparecer como un actor capaz de pelear el centro de la escena, más allá de las voces puntuales que se alzan desde la Legislatura. No obstante, este mes mostró un signo de vitalidad con algunos encuentros que juntaron a sus principales figuras políticas por primera vez en mucho tiempo. Los próximos meses podremos ver si se trató de un mero reflejo o si marca alguna tendencia en la acción política de las decenas de organizaciones que lo integran en la CABA. Dependerá, en gran medida, del devenir de la crisis general de la coalición y de si la salida de Martín Guzmán abre un tiempo de impase más o menos prolongado.