El mundo Oct 22, 2022

Una nueva vida para el Telescopio Hubble

Con más de 30 años en órbita se acerca su fecha de vencimiento pero… ¿puede quizás SpaceX extender su vida útil?

Desde el año 1990 que la humanidad cuenta con un ojo en el cielo con el cual observar el cosmos y así poder entender nuestro origen y nuestro futuro. El telescopio espacial Hubble es sin dudas una de las maravillas modernas.

La principal ventaja de un telescopio ubicado en el espacio es que allí no sufre los efectos caóticos de la atmósfera, entorpeciendo y deformando las imágenes captadas. En el (casi) vacío del cosmos no hay contaminación lumínica ni perturbaciones del viento y las imágenes que se pueden obtener son literalmente de otro planeta.

Sacando esto, todo lo demás son desventajas a la hora de tener un telescopio en órbita. Hay que pagar por su lanzamiento, los instrumentos deben tolerar las altas radiaciones y debe ser capaz de sobrevivir las enormes vibraciones de su traslado al espacio. 

Más aún, si algo se rompe en un telescopio aquí en la Tierra es muy fácil encargar los repuestos y hacer las reparaciones pertinentes. En el caso de los telescopios espaciales, no es tan sencillo. De hecho el Hubble fue diseñado para recibir mantenimientos frecuentes por parte de astronautas viajando en el Transbordador Espacial. 

Apoco de su puesta en marcha detectaron fallas en su lente principal que obligaron a acelerar los planes para su primer “service espacial”. Colocar una nueva lente era sencillamente imposible, con lo cual en la NASA idearon un plan para colocarle una especie de anteojo que corrigiera el defecto y así sigue operando hasta el día de hoy. Desde ese entonces el Hubble recibió un total de cinco misiones que le fueron realizando arreglos y mejoras.

Misión de mantenimiento del Telescopio Hubble en 1999

Pero hay un pequeño problema. En 2011 el Transbordador Espacial voló al espacio por última vez. Ya sin esta crucial nave, la NASA no cuenta con tecnología capaz de ir a visitar el telescopio y darle el mantenimiento que necesita para poder seguir operando. 

Es que incluso en el “vacío” del espacio hay poquísimas partículas que van frenando a los objetos en órbita. El Hubble es un objeto bastante grande y, por más que se encuentra en una órbita muy alta, experimenta un importante efecto de frenado producto del rozamiento. Tal es así que una de las tareas cruciales de las misiones de mantenimiento era elevar la órbita y así extender su vida útil. Dado que el telescopio no ha tenido mantenimiento desde el 2009, se estima que reingrese en la atmósfera en la década de 2030. 

Con el reciente lanzamiento de un nuevo telescopio espacial, el James Webb, hay quienes creen que la tarea del Hubble ya es irrelevante. Pero esto no es correcto. El Webb es un telescopio que opera en espectro infrarrojo, mientras que el Hubble opera principalmente en el espectro visible. Estas dos herramientas se complementan mutuamente para poder apreciar por ejemplo fenómenos como el del impacto de la sonda DART en el asteroide Dimorphos.

La NASA quiere preservar el Hubble pero ya no cuenta con las herramientas para mantener su órbita ni reparar sus componentes. ¿O sí? Y es que en los últimos dos años la agencia estadounidense ha llevado astronautas ya seis veces con las naves Crew Dragon de SpaceX. En todos los casos el destino fue la Estación Espacial Internacional, a unos 400 km de altura. El Hubble se encuentra a unos 530 km, con lo cual llegar allí no es tanto más lejos.

Más aún, es posible que la NASA ni tenga que pagar por esta misión. Jared Isaacman es un billonario que ya voló al espacio con SpaceX en septiembre de 2021. Su viaje, llamado Inspiration4 (Inspiración 4, en honor a sus cuatro tripulantes), se trató de la primera misión orbital de la historia en la que ninguno de sus miembros era un astronauta profesional. Con fines benéficos, la misión contó con amplia difusión gracias a un documental de Netflix llamado Cuenta regresiva: Misión espacial Inspiration4 y que siguió los pormenores del viaje. Es evidente que Jared quedó fascinado ya que ahora está impulsando una segunda misión llamada Polaris Dawn (Amanecer de Polaris). En este caso el billonario propone visitar el telescopio Hubble.

Y no se trata tan sólo de una visita turística. SpaceX ya hace tiempo está trabajando en trajes espaciales extravehiculares. Es decir, que les permitan a los astronautas, ya sean profesionales o turistas, realizar caminatas espaciales. También se estima que la empresa de Elon Musk está proyectando algún tipo de mecanismo que le permita acoplarse con el Hubble y así poder impulsarlo a una órbita más alta. Otro tipo de tareas que podrían realizar los astronautas privados sería la reparación o reemplazo de componentes del telescopio cuya vida útil expiró, como por ejemplo giróscopos o computadoras. 

Esto abre un nuevo debate ya que se trata de astronautas privados manipulando equipamiento público extremadamente costoso. ¿Quién es responsable si algo sale mal y dañan el telescopio por más buenas intenciones que pudieran tener? Los pormenores de la misión aún no se conocen y es posible que todo quede en una simple idea que no vea la luz. Pero si hay algo que SpaceX viene haciendo hace tiempo es convertir ficción en realidad y quizás este sea un nuevo capítulo de esa historia. 

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