Gremiales Política Oct 29, 2022

7 puntos contra el impuesto al salario

En el marco del debate sobre si los jueces deben pagar ganancias, resurgieron discursos que apuntan contra un sector de la clase trabajadora, omitiendo que son las grandes empresas las que deben tributar y no quienes vivimos de nuestro salario.

Pagamos las consecuencias de tantos años de neoliberalismo: pérdida de conciencia, fragmentación de la clase trabajadora, descrédito de los sindicatos y falta de horizonte. El capitalismo opera todos los días sobre nuestra subjetividad dividiendo a los sectores subalternos y haciéndonos perder de vista el enemigo principal.

Durante la última semana, con motivo del debate en el Congreso sobre si todo el Poder Judicial debe pagar o no el llamado “impuesto a las ganancias”, surgieron nuevamente expresiones que, desde una perspectiva pretendidamente popular, defienden que quienes vivimos de nuestro salario tengamos que abonar un tributo por ello. Igualando hacia abajo, este argumento enfrenta trabajadores contra trabajadores, omitiendo el carácter regresivo del sistema tributario en el que las grandes empresas aportan un porcentaje significativamente menor de sus -en este caso bien nombradas- ganancias.

En este sentido, desde una parte del oficialismo del Frente de Todos fueron puestos del mismo lado de la balanza, diputados y diputadas que defendían a la casta judicial, con aquellos representantes que -desde una posición de defensa de las y los trabajadores- cuestionaron el proyecto de ley que no diferenciaba entre magistrados millonarios y los empleados de tribunales y juzgados.

1. El salario no es ganancia

Aunque parezca una definición gastada hay que insistir con esto. Y no, no es una cuestión semántica. El salario es del trabajador, fruto de su esfuerzo y sacrificio, sin explotar recursos ni personas. Ningún trabajador debería pagar por laburar, es una canallada.

2. No se puede igualar trabajadores con patrones

En el actual estado de cosas el impuesto a las ganancias iguala al empleador con el trabajador. Peor aún, los trabajadores que pagan el impuesto lo hacen proporcionalmente más que sus patrones. Da lo mismo ser un laburante con salario digno -que probablemente no le alcance para comprarse siquiera una vivienda- que un magnate que gana millones, posee varias propiedades y cuentas en el extranjero.

3. Si el problema es la recaudación…

Primero gravemos la renta financiera, minera, petrolera, etc. Pongamos las retenciones como corresponden -en vez de subsidiar el dólar a los pooles de siembra- y fijemos el impuesto a las grandes fortunas. Eso requiere voluntad política y audacia que no abundan en la dirigencia política actual, ni la de los últimos años.

Si implementadas todas esas políticas el Estado necesitase cobrar más impuestos para recaudar -cosa que parece muy poco probable- entonces ahí pensemos un impuesto a los ingresos altos. Pero antes de eso, el impuesto al salario es un flagelo y con consecuencias muy negativas.

4. No redistribuye el ingreso

Existe un argumento falaz que confunde respecto de lo que es la redistribución del ingreso. Esta debe ser derivar recursos de los sectores concentrados de la economía -quienes tienen los medios de producción (tierra, maquinaria, etc.) o dinero de la especulación financiera- hacia los sectores más postergados. 

5. Derechos no es lo mismo que privilegios

Esta lógica pone por encima la competencia y disputa de trabajadores contra trabajadores. Confunde -a conciencia o no- privilegios con derechos y se critica a los sindicatos por defender los que han conquistado. Se abona de esta forma a una sociedad cada vez más empobrecida, precarizada y débil frente a las clases dominantes.

6. El voto de diputados sindicales es coherente

Por todo lo señalado es correcto y sobre todo lógico que diputados de extracción sindical hayan votado en contra del proyecto que no distinguía a los jueces de los trabajadores judiciales. Para alcanzar con el impuesto a 10 mil jueces millonarios quieren hacer pagar a 120 mil laburantes.

Una de las diputadas en cuestión, Vanesa Siley (Frente de Todos) es justamente dirigenta del gremio judicial ¿Cómo va a votar que sus representados pasen a ganar un 30% o un 35% menos? Además con la inflación galopante este impuesto es el escollo infranqueable para cualquier acuerdo paritario que apunte si no a aumentar, al menos mantener el poder adquisitivo.

7. Recuperar la perspectiva de clase

Lo que hay que cuestionar son los privilegios, no los derechos. Y hay que tocar los intereses de los poderosos -como los jueces-, no el bolsillo de los laburantes. Pero para hacer eso de verdad hay que bancársela y tener identidad de clase, y no vender (ni comprar) humo.

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