Hace más de 50 años que ningún ser humano pisa la Luna. Desde que la misión Apollo 17 despegó desde su suelo gris, nuestro satélite natural ha esperado pacientemente a que esos curiosos seres de dos patas la visiten una vez más.
Esa espera pronto llegará a su fin pero aún no es 100% seguro de qué nacionalidad serán los primeros seres humanos en regresar. Por un lado está la NASA y su poderío eterno en materia espacial. Del otro lado, el ambicioso e implacable programa espacial chino.
Para el programa estadounidense esta semana se produjo una novedad cuando la NASA otorgó un contrato para servicios de alunizaje a la empresa Blue Origin del magnate Jeff Bezos, ex CEO de Amazon. Para entender los pormenores de este jugoso contrato de 3400 millones de dólares tenemos que remontarnos un poco hacia atrás en el tiempo.
En el año 2021 la NASA estaba en pleno diseño de su nuevo programa lunar denominado Artemis. A diferencia del programa Apollo de los años sesenta y setenta, este incorpora de manera mucho más activa a la participación privada. La agencia espacial se encarga de llevar a los astronautas hasta la órbita lunar y los privados son los que los llevarán los últimos kilómetros para posarlos suavemente en la superficie.
Esta estrategia conjunta tiene del lado de la NASA al vehículo Space Launch System (SLS) que fue exitosamente ensayado el año pasado, aunque sin llevar astronautas a bordo. Del lado de los privados en principio se decidió otorgar el contrato para el alunizador a SpaceX, la empresa de Elon Musk.
La selección de SpaceX fue vista como un paso arriesgado. Si bien Elon Musk ofrecía el precio más bajo por sus servicios, el vehículo que proponía era de lo más ambicioso y aún estaba pendiente de ser probado. Se trata del Starship y de hecho su primera prueba el pasado abril fue un estrepitoso fracaso.
La empresa Blue Origin, que había participado de dicha selección, puso el grito en el cielo e inició una campaña legal y también mediática para criticar a la NASA por no haberlos seleccionado. Los principales argumentos de la empresa de Jeff Bezos eran justamente que el vehículo Starship era demasiado complejo y que necesitaba de varios lanzamientos para concretar su misión, además del repostaje de combustible en órbita, algo que nunca se ha logrado aún.
A pesar de las críticas de Blue Origin, la NASA se mantuvo firme en su decisión de otorgar el contrato a SpaceX. Sin embargo, en 2022 anunció una nueva licitación para elegir un segundo alunizador. Según este nuevo esquema, la empresa de Elon Musk se ocuparía de los primeros dos alunizajes tripulados mientras que el tercero sería licitado a un nuevo competidor. Naturalmente, SpaceX no podía participar de esta nueva licitación y por ende Blue Origin corría como principal favorito a llevarse el nuevo y codiciado contrato.
Y así es que, sin sorpresas, la compañía de Bezos consiguió lo que deseaba: fue seleccionada como proveedor para el tercer alunizaje del programa Artemis. Incluso hay quienes dicen que en caso de que Starship siga teniendo inconvenientes en sus campañas de prueba, la NASA podría alterar el esquema y poner a Blue Origin como proveedor primario para los primeros alunizajes.
Del lado chino la historia es muy distinta. Sin una estrategia híbrida de participación pública y privada, la agencia espacial asiática avanza a pasos agigantados para la prueba de su vehículo Changzheng 9 (Larga Marcha 9) con el que espera llevar a sus ciudadanos a la superficie lunar.
Aún no queda claro quién llegará primero. EE.UU. tiene la ventaja de contar con la experiencia previa del programa Apollo y hay un complejo entramado de empresas aportando valor pero también trabas judiciales y un Congreso que bien puede poner freno a toda la aventura. China corre en desventaja en cuanto a estado de avance, pero apuestan a que su contrincante sufra algún percance como si se tratara de la carrera de la tortuga y la liebre.
En cualquier caso, antes del final de la década seguramente sabremos quién ganó y ojalá que quien llegue segundo no baje los brazos para poder ver varias banderas “ondeando” en la Luna.