El mundo Jul 11, 2023

Europa se queda sin cohetes

Una combinación de lanzadores defectuosos, retrasados o retirados del mercado ponen al viejo continente, por primera vez en más de 40 años, en una situación de incapacidad de acceso propio al espacio.

La Agencia Espacial Europea (ESA, por su sigla en inglés), nuclea las actividades espaciales del viejo continente desde hace 50 años. Con distinto nivel de participación, las grandes potencias europeas han canalizado sus capacidades de desarrollo ingenieril y científico a través de la ESA, volcando allí también una parte importante de su presupuesto.

El primer lanzador de la ESA, denominado Ariane 1, voló por primera vez a fines de 1979 desde el Puerto Espacial de Kourou en la Guayana Francesa. A lo largo de los siguientes 15 años el Ariane 2, Ariane 3 y Ariane 4 fueron sucesivamente mejorando las capacidades espaciales de lanzamiento de la Agencia. En 1996 voló por primera vez el Ariane 5, un lanzador moderno y revolucionario para aquella época y que poco compartía con sus predecesores, más allá del nombre.

Si bien tanto Rusia como Estados Unidos tenían programas espaciales más ambiciosos y longevos, el poderío espacial europeo gozaba de buena salud en el arranque de este siglo. El Puerto Espacial de Kourou siguió aumentando en sus capacidades cuando en 2011 despegó desde allí un Soyuz ruso. Es que la Guayana Francesa tiene una posición de lanzamientos envidiable. Por un lado se encuentra muy cerca de la línea ecuatorial, lo que brinda un “empujoncito” en cuanto a velocidad de rotación terrestre y consecuente ahorro de combustible. Por otra parte tiene un gran océano despoblado sobre el que lanzar sin problemas.

En 2012 el repertorio europeo aumentó al sumar también un nuevo cohete llamado Vega. Aunque más pequeño que el Ariane 5, este permitía un acceso más económico para cargas livianas.

Si bien la ESA contaba con diversos medios de acceso al espacio, su talón de Aquiles fue siempre la incapacidad de lanzar astronautas por sus propios medios. Es que tanto los Ariane como el Vega estaban diseñados exclusivamente para llevar carga pero no naves espaciales. La agencia europea había intentado en sus orígenes diseñar una nave parecida al Transbordador Espacial estadounidense, aunque de menor medida. Lamentablemente dicho proyecto nunca prosperó y por eso se vió obligada a lanzar a sus astronautas a través de acuerdos comerciales con otras agencias.

En 2022 estalló el conflicto en Ucrania y los equipos rusos que estaban en la Guayana Francesa a cargo de los cohetes Soyuz se retiraron de manera abrupta. Fuentes cercanas que trabajan en el puerto espacial me comentaban que incluso dejaron maquinaria y herramientas tiradas y que la selva tropical ha vuelto a crecer allí donde estaban sus instalaciones.

Ya sin los lanzamientos rusos, el centro espacial fue perdiendo su frenética actividad. Y es que el sucesor del cohete Vega, denominado Vega-C, tuvo una importante falla en diciembre del año pasado durante su segundo lanzamiento. A pesar de tener una lista importante de lanzamientos agendados hasta 2030, el Vega-C aún no se ha vuelto a lanzar.

Hace aproximadamente una década que la ESA está desarrollando al sucesor en su línea emblema: el Ariane 6. Este nuevo lanzador debería reducir los costos a la mitad, además de abrir las puertas para eventuales lanzamientos tripulados. Lamentablemente, como es habitual para este tipo de proyectos ambiciosos, viene con significativos retrasos y aumentos de costo.

En este contexto, el único lanzador aún activo en el otrora ajetreado centro espacial era el Ariane 5. Y el pasado 5 de julio despegó desde Kourou el último de estos cohetes. Se esperaba que para ese entonces el Ariane 6 ya estuviera activo. Y es que todos los anteriores miembros de la familia se retiraron cuando su reemplazo ya estaba en actividad.

Con la fecha del debut del Ariane 6 aún incierta, el centro espacial ha quedado sin lanzadores y el viejo continente se ha quedado sin acceso al espacio. Esto obligó a Europa a redirigir algunos de sus planes por ejemplo para lanzar satélites de navegación europeos en vehículos de SpaceX, la empresa estadounidense de Elon Musk.

El desconcierto en la comunidad espacial es importante ya que no queda clara la estrategia europea. En un contexto donde Rusia ha perdido protagonismo en materia espacial debido a la Guerra de Ucrania, se hubiera esperado que la ESA tomara parte de esa atención y liderazgo. Tampoco queda clara la estrategia europea para con la industria de lanzadores privados, algo que en EE.UU. es habitual desde hace décadas.

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