El 11 de marzo de 1993 se estrenó el episodio más obrerista de la serie Los Simpsons: «Last exit to Springfield», que relata la historia de la huelga en la planta nuclear. Para ese entonces EE.UU. estaba cerrando 12 años de gobierno republicano con Ronald Reagan y George Bush padre a la cabeza que habían recortado impuestos a los ricos, congelando el salario mínimo y reducido considerablemente el gasto público.
En pleno auge neoliberal, con el socialismo derrotado tras la caída del Muro de Berlín y el Consenso de Washington instalándose a nivel mundial como el dogma económico hegemónico, una serie de dibujos animados vino a cuestionar las ideas de ese pensamiento único.