Géneros Gremiales Política Abr 30, 2022

1° de mayo y los desafíos del sindicalismo en la ciudad de la furia

Las formas de precarización laboral han variado y se han profundizado con el tiempo. Sin embargo el movimiento obrero tiene historia y experiencia para ponerse de pie y aportar en el objetivo de recuperar los derechos y el gobierno de la capital del país.

Hacer sindicalismo en tiempos de neoliberalismo, donde prima el individualismo y la búsqueda desesperada de un porvenir más esperanzador, es difícil. Más aún cuando esa militancia se desarrolla en el territorio que gobierna la alianza de Juntos por el Cambio desde hace casi quince años, expresión de una hegemonía política y cultural. 

Quienes nos dedicamos a la militancia sindical sabemos lo complicado que es convencer a les compañeres de que la lucha es colectiva, de que las conquistas se logran si batallamos juntes, que el sálvese quién pueda nos lleva a la debilidad, que la clave es la construcción de correlación de fuerzas y la unidad. Y es una tarea de docencia de largo aliento que se sustenta en la perseverancia, como decía Agustín Tosco.

Hacer sindicalismo, en el caso de las compañeras es aún más difícil, enfrentamos estereotipos y discriminaciones en estructuras que todavía no se dejan permear por el feminismo así como también desigualdades materiales: cobramos menos por el mismo trabajo, sufrimos más la precarización y tenemos una triple jornada: la remunerada (con suerte), la de los cuidados y la política. 

Por eso el sindicalismo tiene la tarea de democratizarse, de ampliar su base de representación, de incorporar en su seno las agendas feminista, ambientalista, de la juventud, para fotalecer las herramientas gremiales en un contexto de avanzada del capitalismo que nos quiere hacer pagar los platos rotos de la pandemia. Incorporar esas demandas, incorporar a eses sujetes para darle una bocada de aire fresco a esas estructuras y sobre todo, para mejorar la correlación de fuerzas en la negociación colectiva. 

Pero sobre todo es muy difícil hacer sindicalismo en tiempos donde el empleo de calidad escasea y la desocupación disciplina al conjunto de les trabajadores que dejan de organizarse por temor a perder el laburo. Trabajos precarios, modalidades de contratación truchas, relaciones laborales encubiertas. Hay que pelear por el derecho al trabajo, por el trabajo con derechos y por el derecho al ocio. Hoy más que nunca se puso en evidencia que nadie quiere trabajar cada vez más para ser cada vez más pobre. Hay que resistir pero también hay que pasar a la ofensiva: la consigna trabajar menos, trabajar todes, condensa estas urgencias.

Quienes más sufren la desocupación y la precarización son les jóvenes, especialmente las mujeres y sobre todo las jóvenes del sur de la ciudad. Según la Dirección de Estadísticas y Censos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, la tasa de desempleo juvenil en el distrito es del 17,5%, duplicando la del total de la población, y la tasa de precarización de les asalariades jóvenes es del 41,3%.  

En el caso de la población travesti y trans, el desempleo es mucho más alto aún: el 90% de les jóvenes afirmaron vivir de la prostitución, siendo el rango etario con menor participación en el mercado de trabajo formal. Y aún con estos datos, el gobierno de la ciudad no cumple con el cupo laboral travesti-trans.

Esto quiere decir que si bien la actividad económica se está recuperando así como el empleo, se trata de trabajo precario. Esto explica que la pobreza y la indigencia se mantengan en niveles altos: cada vez trabajamos más horas y nos alcanza para menos. 

La precarización laboral de las juventudes, producto de las transformaciones neoliberales iniciadas por la última dictadura cívico-militar y profundizadas en los años 90, se ha mantenido a lo largo del tiempo aunque ha ido mutando en sus formas: informalidad, extensión de la jornada laboral, subocupación, ingresos por debajo de la línea de pobreza, falta de cobertura médica y gremial, encubrimiento de relaciones de dependencia, etc. 

Frente a eso, la única política que tiene el gobierno de la ciudad es la Expo joven, una feria de empresas que pone el acento en que el problema es la falta de capacitación de les jóvenes y no la falta de trabajo con derechos. Como si fuera una responsabilidad individual y una cuestión de mérito conseguir laburo. Si ése fuera el problema no estaría lleno de pibes y pibas en bicis y motos repartiendo comida por unos mangos.

Cada vez vemos más jóvenes trabajadores de la economía de plataformas, en las que te dicen que podés ser tu propio jefe pero en realidad sos tu propio empleado (precarizado). Donde más que “administrar tus horarios como te conviene”, en realidad no hay horarios porque te la pasás laburando.

Mientras tanto, tenemos un gobierno porteño que denigra y degrada nuestro trabajo permanentemente y precariza nuestras vidas. Esto quedó muy expuesto durante la pandemia con el caso de la carrera de enfermería. Ahora, el oficialismo pretende llevarse puesto el estatuto docente. Pero además, esta gestión hace oídos sordos a la emergencia habitacional que vivimos. 

Somos la segunda ciudad del país con más cantidad de inquilinos (el 36% detrás de Ushuaia, con 40%) y más de la mitad de nuestros ingresos se va a pagar el alquiler. Vivimos en la ciudad del boom inmobiliario destinado a la construcción de inmuebles de lujo puestos al servicio de la especulación y el negocio mientras el Estado de la Ciudad no regula nada. Al contrario, interviene en ese mercado para impulsar la concentración y la valorización en favor de los grandes desarrolladores, como pretende hacer en Costa Salguero y en la Ciudad deportiva de Boca, dejándonos cada vez con menos espacios verdes y públicos para la recreación. 

Pero hay algo que hay que poder instalar: el mundo, el país y la ciudad se sostienen con nuestro trabajo, pura y exclusivamente. Eso quedó en evidencia durante la pandemia, cuando nos mandaron a laburar aún cuando eso ponía en riesgo nuestra vida y la de nuestras familias: les laburantes movemos el mundo, no los empresarios, no los patrones. Y también quedó demostrado que sin trabajo con derechos y condiciones dignas no hay política pública de calidad posible. No hay salud, ni educación, ni vivienda, ni bienestar en el distrito más rico del país.  

Por eso nuestra lucha como trabajadores es la misma que la de todes les ciudadanos de la CABA; porque peleamos paritarias en la ciudad de donde sus gobernantes nos quieren echar, una ciudad excluyente y cada vez más privatizada y mercantilizada. 

Estos son los desafíos más grandes por delante: hacia adentro, involucrar a las mujeres, a las personas LGBTTIQ+, a les jóvenes, en nuestras organizaciones sindicales para fortalecerlas. Y hacia el masivo: construir una agenda unitaria con todas las luchas dispersas que se dan en este territorio tan rico en organización popular. Asumir la tarea de disputar política y culturalmente nuestra querida ciudad dañada por el lucro sin fin y dejar de darla por perdida, regalándosela al oficialismo elección tras elección, como si eso no tuviera consecuencias nefastas para todo nuestro pueblo. 

Nuestros aprendizajes del sindicalismo, la unidad y la perseverancia, son los que tenemos que aportar a la participación política del distrito. Les trabajadores no necesitamos estar siempre en mameluco y pidiendo por un salario. Les trabajadores pensamos también en el territorio que habitamos, el que tenemos y en el que queremos.  

Cuando se une con un objetivo claro, el sindicalismo es imparable. La historia de nuestro país lo ejemplifica y así lo demostramos en diciembre de 2017 cuando asestamos un duro golpe al neoliberalismo que dos años después terminamos echando en las urnas, con un frente tan diverso como amplio. 

Ese frente hoy está virtualmente roto y eso sólo puede debilitarnos. Por eso se necesita unidad con una orientación clara: la recuperación es con nuestro pueblo laburante primero, en toda su diversidad y en toda su coincidencia. 


  • Guada Santana es secretaria de Juventudes de Asociación de Empleados del Poder Judicial de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (AEJBA) y referenta de Soberana

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