– ¿Cómo evaluás la salida de Martín Guzmán del Ministerio de Economía?
– Está claro que había una imposibilidad de llevar adelante la agenda de política económica que Guzmán pretendía. Él dijo varias veces en público cuál era esa agenda y esa agenda estaba vetada, trabada en la interna del Frente de Todos. En particular entre Alberto y Cristina pero no solamente.
El peronismo está ahí paralizado y no actúa ni para un lado ni para el otro. Fijate que ahora se fue Guzmán y no es que se desató ese nudo o desató el problema. Tuvimos una semana en la que no hubo anuncios. La nueva ministra, Sivina Batakis, se tomó la semana para entrevistarse con todos los actores y actrices, distintos funcionarios y funcionarias, y para armar su equipo. Todo eso en una semana en la que se suponía que estábamos esperando medidas rápidas, porque estábamos en crisis.
– Recién hacías mención a algunos aspectos ¿qué análisis hacés de la primera semana de Silvina Batakis como ministra?
– En el Informe Semanal que sacamos desde Épyca, la consultora que dirijo, decíamos que así como el problema nunca fue Guzmán, la solución tampoco va a ser Batakis. Sinceramente no es un problema de quien pongas en el Ministerio de Economía, el punto es que el presidente y la vicepresidenta se traban mutuamente.
La ministra debe estar ahí esperando ahora diciendo, “bueno, yo quiero hacer esto ¿me van a dejar?”. Y ahí también hay algo que me parece un poco sintomático de esto que planteamos. Fíjate que circularon muchos nombres, todos varones, habrá que ver si fue cierto o no, pero nombres con perfiles altos. Ninguno agarró. ¿Por qué? Y bueno, probablemente porque más de uno, me imagino porque a más de uno lo conozco, debe haber dicho “yo agarro, si puedo hacer esto esto”. Entonces, si me preguntás si cambió algo, te digo que, con todo lo capaz que es ella técnicamente, no cambió nada todavía. Pero porque eso no depende de quién está al frente del Ministerio de Economía, sino que depende de que el Frente de Todos diga “bueno vamos para allá y encare”.
– ¿Y en ese sentido ves la posibilidad de que se dé algún cambio más o menos relevante en ese camino que debe terminar de definir políticamente el Frente de Todos?
– Seguramente, porque hay dos o tres cosas que son medianamente razonables o mejor dicho hay dos o tres puntos que marcan disputas que son fundamentales. Qué hacer con las tarifas y los subsidios energéticos, qué hacer con el dólar, y qué hacer con el FMI.
Ahí hay planteos extremistas en un sentido de “no hay que pagarle al FMI” o “no hay que subir para nada de las tarifas, o hay que subirlas menos que la inflación”. Cosas que no solo no solucionan el problema, sino que te diría que lo empeoran. Yo sé que esto suena muy muy raro dicho así rápido, pero lo voy a justificar. Porque decir no le paguemos el FMI o no hagamos un acuerdo con el FMI, como se dijo en su momento también y fue quizás uno de los primeros indicios de una primera grieta que se abre al interior del Frente de Todos, era un poco una discusión fuera de contexto, porque ya la habías pedido plata como país. Entonces lo que había que hacer era definir qué hacías con ese préstamo.
Lo que se logró en ese sentido, te puede gustar o no, pero en definitiva no tiene un costo para Argentina durante los próximos años porque el FMI te da lo mismo que le vas a dar unos días antes. Lo que se acordó nos da un par de años de aire.
– ¿Y con las tarifas y los subsidios a la energía?
– Con los subsidios pasa algo parecido. La discusión parecería ser “no hay que aumentar las tarifas porque la población no puede pagarlo”. Acá hay dos cosas, una parte de la población puede pagar y a esa parte de la población deberíamos estar aumentándole para no acumular un problema en los subsidios. A la parte de la población que no llega a fin de mes hoy tampoco es que le estás haciendo un favor al no aumentarle las tarifas. ¿Por qué? Porque podrías tranquilamente aplicar la tarifa social, efectivamente una segmentación bien hecha, pero ahorrando un montón de plata y digo de plata porque recordemos que no estamos hablando de centavos. Estamos hablando de 2,5% del PBI que el Estado gasta en subsidios energéticos todos los años y este año va a ser un poco más.
Entonces incluso eliminando la mitad de eso podés darle guita a los hogares, que hoy no llegan a fin de mes reforzando la Asignación Universal por Hijo, el Progresar, el Potenciar Trabajo y esas familias seguramente estén mejor que ahora. Pero además hacemos algo interesante en términos de eficiencia energética y sustentabilidad ambiental. Podés ahorrar recursos y lo que no te ahorres ponerlo en obra pública para generar más electricidad.
Hoy estás haciendo el peor uso posible de ese recurso, porque estás subsidiando el gas y la electricidad a familias que pueden pagar. Y ni pensamos jamás en el 30% de la población que hoy consume gas por garrafa, que es mucho más caro. En síntesis, todo el esquema está armado de manera tal que tampoco va a generar una solución.
También hay que decir que ese 2,5% de PBI es parte del déficit. Como Argentina no tiene hoy capacidad de endeudarse ni a recaudar más por impuestos, se financia con emisión monetaria. Y eso ya a esta altura está claro que durante unos años se pudo hacer, pero en el escenario en el que estamos te genera que esos pesos eventualmente vayan a buscar dólares paralelos y que aumente el precio de los dólares paralelos y te genera un sistema incentivos ahí muy perverso. Y además te está generando inflación.
Los que pierden son los que corren atrás de la inflación. Los salarios y, en particular, los salarios públicos y los planes sociales que se ajustan por el salario mínimo vital y móvil. O las jubilaciones que se actualizan cada tres meses corriendo atrás de la inflación. Entonces por no ajustar las tarifas estás ajustando las jubilaciones mínimas.
– Respecto del tema inflación ¿cuáles son las causas principales de los niveles actuales? ¿pensás que hay un componente inercial que justifica algún plan de estabilización?
– Que se necesita una estabilización seguro, porque a esta altura está claro que está disparada y ya nadie espera menos de un 75% para este año. Que es un montón, es un número que no deberíamos estar llegando y lo peor es que cuando nadie espera menos hay varios y varias que esperan más. Está siempre el riesgo de que algo falle y sea un número demasiado alto.
Entonces sí, necesitás una mirada que permita bajarla y está claro que es multicausal. Porque tenés un componente importado este año, con aumentos de precios internacionales que te pegan en los costos de producción en Argentina. Tenés un problema de emisión monetaria con pesos que terminan llegando a las manos de quienes pueden comprar dólares y entonces te generan una especie de devaluación, por ahora los canales paralelos, pero que repercute en expectativas. Pero además tuviste en años pasados otros componentes.
De 2007 para acá fue variando cuál fue el el componente que más impactó año a año. Está claro que no podés negar esos componentes. Así como yo no te diría que la emisión siempre causa inflación, jamás podrías decir “la emisión nunca genera inflación” y en este momento la emisión está generando inflación y eso está bastante claro. Entonces tenés que hacer algo, tenés que hacer algo también para intentar separar los precios internacionales de los precios locales, que se podría haber hecho en otra época con algo como las retenciones móviles, pero hoy genera toda una alarma y por ende todo un problema político. Hay un debate ahí sobre una herramienta que quedó clausurada por un problema político de 2008, por una mala implementación de esa herramienta.
Y acá vamos de vuelta, hay que hacer algo con esa inflación porque mientras tanto nos come los salarios y las jubilaciones y todos los ingresos a todo el mundo, pero además es lo que te imposibilita que muchas familias, por más que tengan empleo, puedan salir de la pobreza.
– ¿Por dónde deberían pasar las líneas principales de una política que ataque la inflación en este escenario tan complejo?
– Yo creo que una primera medida que es clave es atacar este nudo que tenemos ahí en los subsidios energéticos. Yo sé que es antipático decir que hay que subir las tarifas, pero insisto con que una parte de los subsidios que otorgás hoy los podés poner en transferencias directas a estos hogares que no llegan a fin de mes y les estás ayudando más. Ahí ayudás a las familias en situación de pobreza y a las que hoy no llegan a fin de mes en general ahorrando recursos.
¿Por qué es importante ahorrar eso? Porque implica menos emisión. ¿Y por qué es importante menos emisión? Porque entonces evitamos todos estos efectos secundarios y empezás a reducir el problema. Aunque sea ya no lo seguís exacerbando, porque fíjate lo que está pasando: arrancamos el año con el 50% de inflación, ya estamos hablando de 75% o más y esto tiene que ver con una emisión que nunca se acotó, al contrario, siguió creciendo. Más la inflación de este año a nivel mundial. Esos son los dos grandes componentes de la inflación de este año.
A partir de eso podrías llevar el déficit a un número manejable, es decir a sin tener que estar todo el tiempo teniendo que emitir semejante cantidad. Uno puede emitir una cantidad por año, esto está en cualquier manual de cualquier tipo de escuela de pensamiento económico: si la economía crece vos vas a necesitar más dinero, entonces hay que imprimir claro, pero no mucho más que lo que la economía está creciendo.
– A partir de las últimas intervenciones de Cristina empezó a circular cierto debate sobre la condición bimonetaria de la economía argentina ¿ves ahí una cuestión a resolver en sí misma o una derivación de otros problemas como la restricción externa o el endeudamiento?
– Confieso que yo no termino de entender qué quiere decir exactamente Cristina cuando dice eso. Está claro que la economía argentina funciona hoy con dos monedas, con mercados que están en dólares. El ahorro se piensa en dólares, incluso ahora lamentablemente los alquileres -algunos- empiezan a estar en dólares, cosa que es preocupante y a veces te encontrás con los corralones de materiales para la construcción en dólares.
Siempre pongo el punto de partida de esta debacle de la Argentina en 1975, porque empieza no solo un periodo neoliberal en política económica, sino una sucesión de crisis, además después del pico del año 1974 en cuanto a la distribución del ingreso, el nivel del salario etcétera. De 1975 para acá lo que tenés es una sucesión de crisis de las cuales el aprendizaje lamentablemente, pero muy razonablemente, fue “mejor invierto en dólares o invierto en algo que esté en dólares”. Ese aprendizaje cultural que nos quedó como argentinos y argentinas es un problema a la hora de pensar la economía, pero no podes negar que el país lleva 50 años de crisis continua. Es un problema que Argentina tiene y el resto del mundo no, pero revertir ese aprendizaje es muy difícil.