El 21 de abril de 2025 falleció el Papa Francisco, un líder atípico, complejo y contradictorio, como la institución que condujo durante 12 años. Contra lo que muchos podíamos suponer y esperar, su papado fue una brisa de aire fresco en la historia misma del Vaticano, de la Iglesia Católica y de un mundo asolado por un capitalismo decadente que ante la crisis vuelve a recurrir a sus formas más aberrantes de dominación autoritaria mediante una extrema derecha racista, misógina y genocida.
Apoyado en algunos de los mejores y más progresivos aspectos de la fe y las creencias que representaba, puso en primer lugar un humanismo implacable, que lo hizo empatizar y solidarizarse con los explotados y oprimidos. El primer Papa latinoamericano discutió y actuó en contra de las lógicas de poder del Norte Global.
Fue un líder que defendió a la clase trabajadora. Que propuso una forma de entender lo laboral en abierta confrontación con las ideas hegemónicas del capital, sus voceros y empleados.