Cualquier cosa puede pasar en un país donde meten presa a la principal figura política de las últimas décadas, en un juicio irregular de punta a punta y sin presentar una sola prueba. Un Mauricio Macri que quedó afuera del juego se cobra favores para patearle el tablero a los que siguen en carrera. Javier Milei ya no ruge, se parece un poco a Alberto Fernández. La interna peronista en pausa, al menos por el momento.
Si los sectores concentrados de la economía y la derecha política que ayer apostaron a los bombazos hoy se valen del lawfare, la militancia popular tendrá que reinventar su 17 de octubre. Por el momento, la calle se empezó a caldear y la solidaridad con la ex presidenta es constante. Mientras el campo nacional y popular prepara una movilización enorme para acompañarla a Comodoro Py, Cristina permanece calma, sabe que la historia la absolverá. Es solo cuestión de tiempo.