Cultura Abr 16, 2022

La salida de Puenzo y la crisis económica del cine nacional

El despido del titular del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) fue la expresión de un problema mayor y más profundo para el sector que sufre la profundización del vaciamiento macrista y la inminente caducidad del Fondo de Fomento.

El lunes 11 de abril los noticieros de todo el país se llenaron con las imágenes de la represión a una manifestación frente al Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), presidido hasta entonces por el consagrado director Luis Puenzo. Distintas asociaciones de cine, junto a estudiantes y docentes de la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC) que depende del INCAA, se habían movilizado para exigir la renuncia del titular del organismo.

Entre las críticas al director de La Historia Oficial figuraban su falta de apoyo a las pequeñas y medianas producciones del cine nacional, su falta de democracia interna a la hora de tomar las decisiones y su inacción ante la inminente caída del Fondo de Fomento a fines de 2022.

Finalmente el martes 12 fue destituido por un decreto presidencial y en su lugar asumió el vicepresidente del Instituto, Nicolás Battle.

¿Qué es el Fondo de Fomento?

La ley 17.741 de fomento de la actividad cinematográfica nacional establece la creación de un fondo que es administrado por INCAA. Él mismo se compone de varias fuentes de ingreso entre las que se destacan el 25% de lo que percibe el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) de los gravámenes que se aplican sobre empresas licenciatarias de medios de comunicación; un 10% del costo de las entradas de cine; y el 10% del precio de cualquier tipo de videograma grabado, destinado a su exhibición pública o privada, cualquiera fuere su género, es decir -principalmente- aquellas películas que se pasan por televisión.

Sin embargo en 2017, el gobierno de Mauricio Macri sancionó la Ley 27.432, en el marco de la aprobación del Presupuesto General para 2018. Allí se estableció un plazo de vencimiento para la asignación de fondos. Ese período concluye en diciembre de este año.

Frente a esto el diputado Pablo Carro del Frente de Todos, presentó un proyecto de ley que busca revertir esta situación. Sin embargo no ha tenido el respaldo suficiente del Poder Ejecutivo e incluso se estima que no contaría con los votos necesarios para su aprobación.

Si bien desde el Tesoro Nacional se asigna dinero al INCAA, no existe ninguna normativa que sistematice ese aporte. El único sostén permanente es el Fondo de Fomento, hoy en peligro.

Un sector en crisis

“El mayor problema que vive el sector en este momento, es la proximidad de la caducidad de los fondos que sostienen al INCAA y a las actividades audiovisuales que, por ley, debe promover”, declaró a Primera Línea la productora Vanessa Ragone. “En diciembre de este año, de no sancionarse una nueva ley que extienda los tiempos de las llamadas ‘asignaciones específicas’, el fondo de fomento cinematográfico pasaría a depender del presupuesto general de la Nación, llevando mucha incertidumbre al sector porque no se sabría con qué presupuesto se podría contar”, agregó la realizadora que trabajó en películas como El secreto de sus ojos y La noche de 12 años

Por su parte Juan Mascaró, presidente de Documentalistas Argentinos (DOCA), considera que, además de la inminente caída del Fondo de Fomento “un problema transversal para todos los formatos y géneros” del cine nacional es la exhibición. “Hay un desapego de asegurar la exhibición de las películas, empezando por la cuota de pantalla del 30% que no se exige a las salas privadas y siguiendo por el abandono de los espacios INCAA que son lugares que en muchas provincias fueron desguazados en la época del macrismo y Puenzo continuó”, explicó.

Esto se profundiza en el caso del cine documental que “está prácticamente expulsado de las salas porque no hay reglamentación que apoye el estreno de películas documentales y nada se hace de onda”. “En tanto no hay una letra que los obligue, las gestiones que son medio ariscas a cumplir con el documental, enseguida se agarran de eso y dicen que no están obligadas”, denunció.

“La exhibición en la televisión también es un aspecto muy abandonado y diría que juega una estructura un poco más amplia que el INCAA. Por ejemplo los medios públicos que deberían ser un circuito de exhibición permanente de los documentales y eso no está pasando”, dijo el director de Escuela bomba, dolor y lucha en Moreno.

La gestión de Puenzo

Cuando el ahora ex presidente del INCAA asumió su cargo, varios sectores de la comunidad cinematográfica tenían esperanzas de que revirtiera los retrocesos sufridos durante el gobierno de Mauricio Macri. Sin embargo, luego de dos años, no sólo no lo logró sino que hasta profundizó algunos aspectos de la gestión anterior.

“Luego de cuatro años de políticas regresivas tendientes a favorecer a los núcleos más concentrados de la producción audiovisual argentina, la gestión de Luis Puenzo comenzó con un amplio apoyo de todo el sector y promesas de diálogo. Un año después, la situación no puede ser más distante a esa realidad”, expresó el Colectivo de Cineastas a fines de 2020. “La gestión del INCAA abandonó a la comunidad cinematográfica en general y al cine independiente en particular en su peor momento”, añadieron en un momento en que el sector se veía fuertemente afectado por la pandemia.

Para la misma época la Cámara Argentina de la Industria Cinematográfica, que preside Ragone, envió una carta al ministro de Cultura de la Nación, Tristán Bauer. “Las productoras de cine sobrevivimos hasta aquí sin ningún tipo de plan de contingencia por parte del INCAA para paliar los efectos de la pandemia. Nos encontramos constantemente con el silencio, con la falta de recursos, con la falta de acciones y con la percepción de estar en un barco a la deriva”, apuntaron.

“Ese período neoliberal en el que se tocó fondo con Macri, se continuó con Puenzo y hasta se profundizó”, sentenció Mascaró y analizó que “no se revirtió nada que es, quizás, lo que esperaban los sectores más cercanos al gobierno”. A esto se suma que Puenzo es “muy autosuficiente” y “todo el tiempo está desplegando sus laureles de cineasta internacional consagrado, algo que le sirve muy poco para entender la realidad del cine argentino”, subrayó el referente de DOCA. 

Cabe recordar que si bien el INCAA es un ente autárquico la Ley de Cine establece una suerte de división de poderes dentro del instituto. “Existe una especie de Ejecutivo, después hay una Asamblea Federal con integrantes de cada una de las provincias (en general son los secretarios de Cultura), y después hay un órgano que se llama Consejo Asesor, que integro yo ahora por directores y tiene representación de los técnicos, los actores y regiones del país”, enumeró Mascaró. Pero todos esos lugares “Puenzo los degradó en su participación”.

Este desprecio por las instancias de co-gobierno del INCAA llegó a su punto cúlmine cuando el funcionario envió al Ejecutivo nacional un borrador de decreto que no fue consultado con el resto de las instancias. Allí se buscaba modificar lo establecido hasta ahora respecto a que la mitad del dinero del Fondo de Fomento se debía destinar a la realización de películas. En su lugar se declaraba que podía ser “hasta el 50%”. 

“El otro punto polémico de ese decreto son los topes. Ponía límites para el reintegro de distintos rubros de las películas. Haciendo esa cuenta el INCAA no te terminaba bancando la película completa ni el 70% como venía haciendo, sino en promedio alrededor de un 30%”, concluyó Mascaró.

Esa fue la gota que rebalsó el vaso y logró unificar a los distintos sectores en un consenso casi unánime: Puenzo debía renunciar. El 11 de abril la movilización logró su primer objetivo, sin embargo aún queda por verse si existe la voluntad política para recuperar un sector clave de la cultura nacional.

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