El dirigente del Movimiento Popular La Dignidad y uno de los referentes de la Unión de Trabajadoras y Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), comentó los detalles del nuevo Plan Federal de Ferias y también se refirió a su iniciativa de crear una Empresa Nacional de Alimentos, analizó la actualidad de la economía popular y dejó planteada su evaluación de la coyuntura política.
– ¿En qué consiste el Plan Federal de Ferias?
– Es un plan de fortalecimiento de ferias preexistentes donde el Estado Nacional, sin ser autoridad de aplicación, trabaja junto a los municipios, junto a las provincias y sobre todo junto a los trabajadores de la economía popular para fortalecer estas ferias.
– ¿Qué objetivos y qué alcance tiene?
– El alcance, por supuesto, es federal. La feria tiene por objetivo el acercamiento entre productores y consumidores, generando mejores precios, precios justos, donde los productores pueden planificar su producción. Si los productores rurales primarios saben que el fin de semana pueden vender, trabajan sembrando y cosechando toda la semana, porque tienen de alguna forma la garantía de la venta.
Por supuesto que mejora la calidad, porque en una feria se conocen, el productor junto al consumidor y no hay forma de engañar. Es un acceso democrático por parte del productor al sistema de comercialización y sobre todo mejora y fortalece economías regionales, ya que la feria está al lado de la zona de producción, eliminando intermediarios, fletes, logística y todo lo que hace a la comercialización en Argentina.
– ¿Cuáles son los rubros principales en las ferias?
– La feria que encaramos fundamentalmente tiene que ver con la producción de alimentos. En segundo lugar, los productos extrazona que son, por ejemplo el azúcar o la yerba en la Patagonia. Fortalecemos canales de distribución y comercialización de esos productos extrazona y se amplía a todos los rubros de artesanos de producción primaria, de emprendedores, de cooperativas.
– Además, estás impulsando la Empresa Nacional de Alimentos ¿Qué es y cómo se relaciona con el Plan de Ferias?
– Todos conocemos la concentración del negocio de alimentos en la Argentina. Para graficarlo podemos decir que el 60% de la comercialización se reduce a seis cadenas de supermercados entre las que están Walmart, Coto, Cencosud, La Anónima. A su vez el 85% de la comercialización de alimentos en estas 6 cadenas está concentrada en 20 empresas productoras. Es decir que el negocio de los alimentos en Argentina es de 6 cadenas de supermercados y 20 empresas.
La Argentina tiene no solamente un problema de precios minoristas, sino también mayoristas. Entonces, la propuesta del proyecto de ley de creación de 400 mercados mayoristas con una diferencia de 300 km entre sí, más las 1200 ferias populares que estamos proponiendo permitirían la desconcentración del negocio de precios mayoristas y precios minoristas. Es decir que frente a la concentración, esta es una herramienta que tiene el Estado para desconcentrar el negocio.
– ¿Es factible su aprobación en el contexto actual de restricción del gasto público?
– Yo creo que es posible. Porque es la creación de una empresa que no necesariamente tiene que salir a competir en todos los rubros, no necesariamente se tiene que capitalizar a partir de aportes del Tesoro Nacional. Hay herramientas en el mercado para poder capitalizar una empresa nacional. Es un problema ideológico y no por una restricción del gasto público.
– Tanto el Plan Federal de Ferias como la Empresa Nacional de Alimentos trabajan sobre la importancia de poder expandir las políticas a todo el país ¿Cómo piensan lograrlo?
– El plan de negocios de una empresa nacional estatal de alimentos fortalece la cadena primaria, lo cual necesariamente es federal y es en el interior del país, porque lo que vos fortalecés es la producción primaria y en la Ciudad de Buenos Aires no hay producción de alimentos. A partir de ahí generás un canal virtuoso generando valor agregado en las economías regionales.
– ¿El plan de ferias y la Empresa de Alimentos se inscriben en el marco de la Ley de Tierra Techo y Trabajo?
– No, no necesariamente. Está el proyecto de ley de los 400 mercados mayoristas que impulsa Daniel Arroyo y el Plan Federal de Ferias. Intentamos primero una política pública del Estado y si es necesario, llevaremos al legislativo.
Yo igualmente creo que la economía popular está en condiciones de impulsar la autonomía en la producción de alimentos. La economía popular, junto con los productores primarios y los pequeños y medianos productores, podemos generar la soberanía alimentaria.
– ¿Cómo ves al Gobierno y al Frente de Todos a partir del escenario abierto con la designación de Sergio Massa como Ministro de Economía y de la movilización de apoyo a Cristina?
– Desde la década menemista con Terence Todman, que fue el embajador norteamericano que comandó el cambio de deuda externa por privatización de empresas, es decir con injerencia total en asuntos internos, nunca como aquella época un embajador -hoy Mark Stanley- ha tenido tanta injerencia. ¿Por qué es esto? Porque tanto la derecha como el bloque popular del Frente de Todos están en una situación donde no hay conducción política, donde no hay nadie hegemónico, donde hay proyectos inclusive que representan intereses contrapuestos.
Frente a eso, el ‘jefe’, el que asume la representación política de unidad del bloque de la derecha es la embajada de EE.UU. para justamente garantizar los negocios. Tuvo bastante injerencia en lo que es Vaca Muerta, lo que es el litio y previamente en lo que fue frenar algo que es muy menor en la macroeconomía, pero que generó una pérdida de privilegios e intereses de las empresas norteamericanas, en este caso de productores de alimentos, que es el etiquetado frontal. Fue más fácil en la Argentina sacar un impuesto solidario que el etiquetado frontal, porque lo que denuncia ese etiquetado frontal, independientemente de que la reglamentación sea muy lenta y permisiva, es la utilización irresponsable del alimento argentino.
Ahora bien, el bloque del Frente Popular es una burguesía diversificada, que es la que representa Massa en este caso, que es la misma que representaban primero Duhalde, Lavagna, Néstor. A diferencia de Massa, Néstor lo que planteaba es una independencia política, es decir, representaba a los mismos intereses de Roca, Techint, Ledesma, una burguesía diversificadas pero a diferencia de ellos, con una autonomía política y una mirada lentamente latinoamericanista. Por eso fueron rompiendo Massa, Lavagna y Duhalde con Nestor. Y vuelven al Frente de Todos para ganarle al sector financiero que representaba Macri. Hoy en día esa burguesía diversificada ha puesto su candidato en Massa.
Frente a eso, Cristina da su aval porque no representa intereses muy contrapuestos. Sí de autonomía; lo cierto es que la derecha se apuró, la quiere proscribir concretamente porque es el último escollo entre hacerse del Estado y ponerlo de rodillas frente a la globalización, frente al capital financiero, frente a las empresas extranjeras. El último escollo es Cristina, entonces van por ella.
El avance del lawfare contra Cristina también es disciplinar a los próximos gobiernos, disciplinar a los funcionarios, disciplinar al movimiento obrero. Toda una serie de cuestiones que son efectivamente actores de un futuro y necesario dispositivo de resistencia a las políticas de ajuste.
Hace dos años y medio que los argentinos, su gobierno y su frente venimos en la defensiva. Hoy, creo que lo de Cristina ha desatado las fuerzas, ha pasado a la ofensiva. A Cristina la sacan por lo bueno que hizo y no por la minería a cielo abierto, es decir, la sacan porque ha tocado intereses. Tenemos una oportunidad histórica.
– ¿Cómo ves hoy en día a los movimientos sociales en un momento tan complejo del país?
– Yo soy bastante pesimista en el corto plazo, en términos de resolver los problemas materiales de la población. Porque si estabilizan la macroeconomía, eso implica un ajuste terrible en el bolsillo de los trabajadores y el pueblo, significa romper con el mercado interno, aumentando tasas, ajustando políticas públicas para que eso no se vaya a precios. Implica bajar demanda y que no haya plata para para irse a dólares. Es una situación ortodoxa neoliberal que sabemos cómo termina. Y la otra opción es que efectivamente ni siquiera estén de acuerdo los grandes tenedores de dólares, ni siquiera estén de acuerdo con este plan económico propuesto por Massa y quieran una mega devaluación, que eso directamente genera inflación. Bueno, soy bastante pesimista en eso. En estos dos aspectos de ver las dos formas, pierde el pueblo.
– ¿Qué expectativas tenés de cara al futuro?
– Los movimientos sociales en bloque ganamos la calle junto al movimiento obrero, planteando una propuesta del conjunto y al conjunto, allá por el año 2017 a la población, una propuesta de salida, una propuesta como argentinos y argentinas. Primero ganamos la calle y después vino la política tradicional y solamente tuvo que ponerle una urna para que la gente votara más en contra de Macri, Vidal y de Trump, -que fue la primera derrota que le metimos Trump en América latina- más que votar a nuestro frente, pero bueno, lo hecho, hecho está.
Ahora, por supuesto que la conducción de los movimientos sociales se equivocó y están haciendo sindicalismo en el Estado. Porque efectivamente, como bloque social ingresamos al Estado y están haciendo sindicalismo en el Estado y política afuera, eso es lo que nos fue aislando cada vez un poquito más de los trabajadores, del movimiento obrero, de la política, de la gente y hoy, ha triunfado un discurso simbólico a través de los medios hegemónicos de que los responsables la pobreza son los pobres.
Imagínate que el programa con Alberto era de repartir tierras entre los trabajadores, un Ministerio de la Economía Popular, lote con servicios, una política redistributiva, ampliar derechos de los trabajadores de la economía popular y hoy nos están auditando en nuestras unidades productivas. Es decir, me parece que se está cerrando una etapa de entender a los movimientos sociales como la entendíamos, no como correa de transmisión de las políticas estatales acríticamente. Eso se está terminando.
Pues la conducción de los movimientos sociales termina siendo una reproductora de políticas públicas en la gente, entre la gente, entre los movimientos sociales y no la voz de los movimientos de la gente, los trabajadores y trabajadores de la economía popular en el Estado.