En el mensaje que acompaña las planillas que contienen la propuesta de presupuesto, desde el Ejecutivo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) se aclara que se adoptan los supuestos utilizados por el Gobierno Nacional en su propio proyecto para 2023 que indican una variación del 2% en el nivel de actividad y un aumento del 60% en el nivel de precios.
El texto presentado estima gastos por $2.154.963,9 millones, 121% más que en 2022. Los recursos se calcularon en $2.164.000,9 millones, es decir: la Ciudad presentó un presupuesto con un superávit primario de $97.891,9 millones que luego del pago de intereses (aproximadamente $88.000 millones), arroja un superávit financiero de más de $9.000 millones.
De los gastos proyectados, $1.825.275,88 millones corresponden a gastos corrientes y $329.688,02 millones a gastos de capital. Los gastos corrientes son aquellos destinados al quehacer cotidiano del Estado y que se agotan en un mismo ejercicio presupuestario: gastos de funcionamiento, salarios, entre otros. Los gastos de capital son aquellos que trascienden el ejercicio e incrementan el patrimonio de la Ciudad: por ejemplo, construcciones, refacciones, ampliaciones o bienes durables como equipamiento y automóviles. La inversión en este caso representa un 15% del presupuesto.
En este marco, vale aclarar que para conocer en detalle los recursos destinados a ítems sensibles, como publicidad, habrá que esperar al inicio de la gestión del próximo año cuando se distribuyen los créditos presupuestarios hasta el último nivel de desagregación. Lo mismo pasa con los aumentos salariales, ya que si bien se incluyen subas en las partidas destinadas a retribuciones del personal no se detalla en el proyecto una propuesta de aumento salarial para 2023.
Educación, salud y seguridad
Estas son las tres áreas en las que más gasta el GCBA. Si analizamos los gastos destinados a Educación podemos ver un aumento nominal del 129% entre el presupuesto vigente y el proyectado para el año próximo. Este ítem representa en 2023 un 20% del total (en 2021 representó solo el 17% y en 2022 el 19%). Sin embargo, de todo lo asignado para el área solo un 9% está destinado a inversión.
En Salud el aumento nominal es de 116% con respecto al presupuesto vigente y representa un 16,5% del total del gasto presupuestado. La inversión en salud también es baja: el 91,58% se destina a gastos corrientes y solo el 8,4% a inversión.
El tercer rubro en importancia del presupuesto es Seguridad, que tiene un aumento del 117% para 2023 y representa un 15,4% del gasto total. En este caso lo destinado a inversión sí es significativo: los gastos de capital representan un 15,1% del total.
Al plantear algunas comparaciones en estas áreas surgen datos interesantes. Mientras en la Ciudad hay colegios tomados en reclamo de mejoras edilicias, Larreta proyecta invertir $30.489 millones en mobiliario escolar, obras de infraestructura y notebooks del Plan Sarmiento. Al mismo tiempo, el Plan de Seguridad Pública tiene asignados $41.763 millones para equipamiento de la policía y compra de patrulleros. Dentro de ese gasto $6.094 millones se destinarán a mantenimiento de cámaras de seguridad, un importe que está en el orden de lo que planea destinarse a ampliación y modernización de la red de subtes: $8.591,8 millones.
Asimismo, mientras la indigencia y la pobreza se mantienen por encima de los niveles del momento previo a la pandemia, la Ciudad no prevé ningún movimiento que ataque directamente esa situación. La porción de gasto que destina a promoción y acción social se mantiene en alrededor del 10% del gasto desde 2019. Para 2023 se estimó el mismo porcentaje que para 2022: 10,4% del presupuesto. Entre las acciones que se destacan en el mensaje que acompaña el presupuesto se menciona el programa Ciudadanía Porteña que, lejos de ampliarse frente a dichos indicadores, se hizo más restrictivo luego de haberse modificado las condiciones de regularidad en las escuelas, algo que repercute entre quiénes reciben esa asistencia y tienen hijes en edad escolar.
La perspectiva de género y diversidad
La Ley 6.170 sancionada por la Legislatura Porteña en 2019 indicaba que desde 2020 el GCBA debía incorporar la perspectiva de género y diversidad de manera transversal en las políticas de gobierno e implementar el etiquetado en el presupuesto que identificara las partidas destinadas a reducir las brechas de género. Finalmente, tres años después presentó un apartado detallando la inversión monetaria destinada a esa reducción.
Para 2023 estima destinar $34.730,2 millones a iniciativas y programas con perspectiva de género y diversidad: estamos hablando de un 1,6% del presupuesto.
Según los datos de la Encuesta de Uso del Tiempo de la Ciudad (2016) las mujeres destinan aproximadamente una hora diaria menos que los varones al trabajo remunerado, pero más tiempo que ellos al trabajo doméstico (3 horas 27 minutos las mujeres y 1 hora 57 minutos los varones) y al trabajo de cuidado de personas (5 horas 27 minutos y 3 horas 42 minutos, respectivamente). Sin embargo el Gobierno de la Ciudad planea destinar sólo el 0,04% del presupuesto a la reducción de brechas de cuidado y de tiempos.
En cuanto al empleo, los últimos datos publicados por la Dirección General de Estadísticas y Censos de la CABA muestran que la tasa de desempleo de las mujeres se mantiene por encima de la de los varones (8,3% vs 7,9%) y que se sigue observando una diferencia más marcada en las tasas de actividad y empleo: para las mujeres ambas tasas son alrededor de 12 puntos porcentuales inferiores a las de los varones. Con este panorama, para reducir las brechas laborales el Gobierno de la ciudad propone destinar sólo un 0,15% del presupuesto.
Es de esperarse que el monto destinado a políticas de género y diversidad sea menor que a nivel nacional que en su proyecto de presupuesto para 2023 indica que abarcará un 14,56% del total. Pero el 1,6% de Larreta está también por debajo de la Provincia de Buenos Aires, que si bien aún no presentó su presupuesto 2023, para 2022 estimó una inversión en políticas con impacto en la reducción de brechas de género que representa un 2,4% del presupuesto total.
Los años que preceden a 2023 tuvieron varias particularidades. A la pandemia le siguieron dos años de recuperación económica que permitieron mejorar la recaudación del Gobierno de la Ciudad, cuyos ingresos se explican en un 62,39% por el impuesto a los Ingresos Brutos. Con una proyección de crecimiento moderada y un deterioro lento pero visible de las condiciones materiales de vida de una parte importante de la población, la ciudad más rica del país prioriza presentar un presupuesto superavitario en vez de ampliar el gasto para mejorar las condiciones de los sectores olvidados del distrito.
Quiénes valoran un presupuesto equilibrado entre gastos y recursos desconocen la importancia de las políticas económicas contracíclicas. En un momento donde la Ciudad necesitaría de la acción estatal para apuntalar el crecimiento y de la implementación de medidas que apunten a revertir desigualdades históricas, el Gobierno de Larreta mantiene inalterable su esquema de prioridades.