Domingo 16 de abril a la mañana. Cuarenta y ocho trabajadores y trabajadoras de Clarín descubrieron en su bandeja de entrada un mail que les informaba que la empresa había tomado “la difícil decisión de extinguir su contrato de trabajo”. El resto de las personas que trabajan en la empresa también recibió una comunicación en la que se les explicaba el proceso de “reconversión” que iba a aplicar el multimedio y donde aclaraba que se llevaría a cabo “una obligada renovación” que suponía el proceso “difícil e ingrato, aunque imprescindible” de tener que “producir desvinculaciones”.
Junto a esta noticia llegaba otra: el edificio donde funcionan las distintas publicaciones de Arte Gráfico Editorial Argentino (AGEA S.A.) se encontraba vallado y personal de seguridad solo le permitía pasar a quienes estaban en una lista aportada por la empresa. La imagen era calcada a la que ocurrió hace exactamente cuatro años: el 17 de abril de 2019, cuando Clarín despidió más de 60 personas.
“Lo que constatamos apenas llegamos y nos pudimos reunir con la gerenta de Recursos Humanos es que habían sido 48 los despidos, un porcentaje grande de integrantes de la redacción y cinco de sistemas”, explicó Matías Cervilla, delegado del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA). “La excusa que ellos dan es que hay una reconversión digital y otros eufemismos para querer decir que hay trabajadores que no se podrían adaptar a las nuevas tecnologías, pero lo cierto es que entre los despedidos hay por ejemplo una jefa de redes sociales u otros compañeros que editaban videos”, añadió en diálogo con Primera Línea. Un dato no menor: en caso de no retrotraer los despidos, la empresa se quedaría sin mujeres en el sector de Fotografía.
Frente a esta situación trabajadores y trabajadoras de Clarín y de medios de comunicación como Perfil, Página/12, Telefe, Télam, Ámbito Financiero, Infobae y la TV Pública, entre otros, se fueron concentrando frente al edificio ubicado en la calle Tacuarí de la Ciudad de Buenos Aires. También lo hicieron dirigentes políticos y sindicales como Daniel Catalano de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), Eduardo López y Angélica Graciano de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) y el diputado Juan Marino del Partido Piquetero en el Frente de Todos. A las 15 horas se realizó una asamblea en la calle que, a pesar del día y la lluvia que había comenzado unos minutos antes, tuvo una concurrencia masiva.
Allí las y los delegados del SiPreBA expusieron la situación y propusieron hacer un paro. Medida que fue aprobada e inmediatamente extendida al resto de las empresas de prensa. Sin embargo, mientras esto sucedía, el Ministerio de Trabajo de la Nación dictó la conciliación obligatoria que obligaba a retrotraer el conflicto, suspendiendo los despidos y también la medida de fuerza. Asimismo convocaba a las partes a una reunión este lunes a las 14.30 hs para buscar una solución negociada.
Un conflicto más político que laboral
“Consideramos que los despidos apuntan a que la empresa gane más no con periodismo de calidad, no con mejores productos, sino pagando menos sueldos”, subrayó Cervllla. Sin embargo destacó que “se trata de un ataque a la organización porque se da en el marco de que hace dos semanas el propio Grupo Clarín recibió un revés judicial a favor de los trabajadores en la planta de Zepita”. El también secretario de Asuntos Profesionales del SiPreBA se refiere a la reincorporación del trabajador Alberto Romero que había sido despedido por participar gremialmente como miembro de la junta electoral de una elección de delegados en 2018. “No sólo fue reincorporado, sino que el compañero que era jornalero fue efectivizado”, completó el dirigente sindical.
Finalmente y más allá de las cuestiones “internas”, la empresa encabezada por Héctor Magnetto realiza esta maniobra en un momento muy particular. Hace menos de tres meses el SiPreBA conquistó la personería gremial y por lo tanto el derecho a negociar las paritarias del sector. Desde entonces se puso en campaña para intentar recomponer el salario perdido en los años previos cuando las negociaciones las llevaba a cabo la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA), un sindicato burocrático y carente de representación, que no pudo acreditar un solo afiliado al momento de la compulsa por la personería y por eso la perdió.
Si bien la cámara empresaria integrada por Clarín, La Nación y Página/12, entre otros, se negó a negociar. Para eso se apoyó en una presentación judicial de la UTPBA que suspendió temporalmente la personería de SiPreBA hasta resolver la cuestión de fondo. A pesar de este ataque coordinado, debido a la presión sindical las empresas habían comenzado a otorgar aumentos “a cuenta” de una futura negociación que inevitablemente se tenía que realizar. En ese marco de lucha salarial, los 48 despidos buscan correr el eje de discusión y enviar un mensaje a otras empresas. Debido a su magnitud, Clarín es siempre un «ejemplo» para el sector y sus acciones no pasan inadvertidas.
Para Cervilla es claro: “Es una respuesta a la obtención de la personería gremial por parte del SiPreBA; Clarín es uno de los principales opositores al sindicato”.