Viviendas para la clase trabajadora a precios económicos, alquileres que representan una ínfima parte del salario; barrios totalmente equipados con comedores públicos, lavaderos, espacios verdes y centros de ocio y esparcimiento; programas educativos, deportivos y vacacionales para todes.
Suena utópico, pero todo eso existió y tiene un nombre: lujo público. A lo largo del siglo XX diversas experiencias desarrollaron alguna o varias de estas iniciativas: desde la revolución soviética que expandió masivamente un urbanismo proletario, pasando por los ambiciosos planes de vivienda de la Viena Roja, hasta el turismo social de Argentina y Chile.
Hacia ellas vamos en este episodio, para volver a pensar un horizonte político más igualitario y justo para quienes vivimos de nuestro trabajo.