Política Oct 15, 2022

Un 17 de octubre por la soberanía con justicia social

La histórica jornada cumple un nuevo aniversario marcado por el intento de magnicidio contra Cristina Kirchner y la persecución judicial en su contra, la inflación y el ajuste acordado con el FMI.

El significado histórico del 17 de octubre

Se cumplen 77 años de una de las gestas más grandes de la clase trabajadora argentina. El 17 de octubre de 1945, la irrupción de cientos de miles de personas en las calles y especialmente en la Plaza de Mayo -centro del poder político nacional- consiguió imponer la libertad del coronel Juan Domingo Perón, derrotando al sector dominante del gobierno militar que lo había encarcelado. 

Desde el punto de vista de amplios sectores obreros y populares, Perón era quien -como secretario de Trabajo y Previsión- por primera vez en la historia argentina había reconocido desde el Estado su importancia y su dignidad. Garantizó derechos laborales y sociales -entre ellos, la negociación colectiva, el aguinaldo, la indemnización por despido, el estatuto del peón rural y otros-, muchos de los cuales venían siendo demandados por el movimiento obrero que durante décadas había protagonizado grandes huelgas y enfrentamientos con las fuerzas represivas. 

La labor reformista de Perón, por su parte, se había realizado a través de su alianza con un importante sector de los sindicatos y dirigentes, forjando un vínculo político y una nueva identidad que -con todos sus alcances, límites y contradicciones- jugarían un rol clave en la historia argentina hasta la actualidad. 

Por eso aquel día de 1945 marcó un punto de inflexión: fueron derrotados los sectores que (junto a las elites dominantes tradicionales, las clases medias y la embajada de EE.UU.) pretendían disolver ese movimiento para restaurar la vieja sociedad de grandes desigualdades materiales y simbólicas. La nueva relación de fuerzas conquistada en esa jornada marcó una especie de “piso” por debajo del cual las clases trabajadoras y populares no permitieron nunca volver a ser arrojadas. Ese es el contenido más profundo y progresivo de lo desde entonces se conoce como “Día de la Lealtad”.

2022: ataques de la derecha, inflación y FMI

La coyuntura en la que se desarrolla este aniversario está marcada por un conjunto de elementos que le otorgan una importancia política especial. 

El más decisivo es el intento de magnicidio realizado contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. La investigación judicial en curso revela que no se trató de un “loco suelto” sino que existieron un conjunto de vínculos y planes organizados detrás del atentado, que involucran a la organización derechista Revolución Federal. Esta, a su vez, habría contado con un importante financiamiento (por lo menos 7 millones de pesos) del grupo Caputo Hermanos, empresa de los hermanos de Luis Caputo, el financista estrella de Mauricio Macri.

De esta forma, más allá de si existió o no un involucramiento directo de sectores del PRO en el atentado, está claro que este se inscribe de manera orgánica en una dinámica de polarización política a la que la alianza Cambiemos -y los sectores de poder en general- vienen apostando. Algo que se manifestó también en los violentos escraches contra Cristina, en la exposición de guillotinas y bolsas mortuorias en Plaza de Mayo, etc. 

Un “discurso de odio” alimentado tanto desde las empresas periodísticas opositoras como por influencers de ultraderecha en las redes sociales. Y que tiene también como referentes políticos de alta exposición a Patricia Bullrich, presidenta del PRO, al propio Macri y a los sectores liberales representados por Javier Milei.

En esta dinámica de polarización uno de los principales componentes es la persecución judicial contra Cristina, que alcanzó un nuevo nivel en la Causa Vialidad en la que el fiscal Luciani pidió su proscripción política y encarcelamiento, desatando una importante crisis política y generando el clima en el que se desarrolló el atentado. Estos elementos evidencian que para considerables sectores de la oposición el “contrato democrático” quedó roto y las diferencias políticas ya no se dirimen en las urnas sino en otros terrenos.

El segundo elemento de la coyuntura es la situación económica. La llegada del “superministro” de Economía, Sergio Massa, permitió una cierta estabilización general (especialmente a través de la recomposición de las reservas del Banco Central), pero sin poder controlar variables clave como la inflación. Es allí donde se juega gran parte del “humor social” y de las posibilidades de reelección del Frente de Todos, en la medida en que el poder adquisitivo continúa deteriorándose. 

La importante lucha de los trabajadores del neumático (SUTNA) puso sobre la mesa esta problemática conquistando un mejor aumento salarial para el sector, y a la vez expuso el rol del “superministro” que amenazó con abrir las importaciones para fortalecer la posición de las patronales.

El plan económico de Massa (y por ende, de todo el gobierno nacional) implica un ajuste fiscal en línea con los acuerdos alcanzados con el FMI, que busca reducir el déficit fiscal primario a un 1,9% del PBI para 2023. Este recorte del gasto público, cristalizado en el proyecto de Presupuesto 2023, ya está impactando de forma directa en áreas sensibles para los sectores populares. El giro conservador del gobierno también puede verse en otras áreas, como la represión a las comunidades mapuches denunciada por la ministra de Mujeres saliente, Elizabeth Gomez Alcorta, y por el 35° Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Intersexuales, Bisexuales y No Binaries realizado la semana pasada en San Luis.

El acto en Plaza de Mayo

En estas condiciones se desarrollará el lunes 17 de octubre un acto en Plaza de Mayo, convocado entre otros sectores por el PJ de Provincia de Buenos Aires (dirigido por Máximo Kirchner), el Frente Sindical (moyanismo) y la Corriente Federal de la CGT (el bancario Sergio Palazzo y el ministro de Trabajo bonaerense Walter Correa), la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), ambas Centrales de Trabajadores de la Argentina (CTA) y organizaciones políticas y sociales del Frente de Todos. Se trata de los sectores alineados con Cristina y las organizaciones más combativas del espectro oficialista. 

La convocatoria se titula “Unidad nacional por la soberanía con justicia social”, llama a defender “el pacto democrático de 1983” contra la persecución y atentado a la vicepresidenta y agrega un conjunto de puntos programáticos que incluyen “revalorizar el rol del Estado en el control y la planificación de la economía”, el combate contra la inflación y el control estricto sobre el comercio exterior, entre otros.

Por su parte, el resto de la CGT (alineada con Alberto Fernández) realizará su propio acto en Obras Sanitarias y tendrá su eje en el pedido de mayores lugares para los dirigentes sindicales en las listas del oficialismo.

La existencia de estas dos convocatorias refleja la tensión existente al interior de la coalición de gobierno, que también se manifestó en las amenazas de ruptura de la CGT, en las diversas crisis ministeriales y en los discursos de varios dirigentes sociales. Aunque el Frente de Todos permanece unificado, refleja la existencia de “sensibilidades” variadas: el sector que se moviliza a Plaza de Mayo expresa una posición más firme de confrontación con la derecha y los sectores de poder, así como mayores elementos críticos y de autonomía en relación al rumbo adoptado por el gobierno nacional.

En ese marco, la convocatoria que alcance este acto será un dato considerable de la relación de fuerzas existente entre los distintos actores del espectro político nacional.

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