Desde esta columna venimos siguiendo el conflicto de Residentes y Concurrentes de la CABA intentando englobarlo en lo que catalogamos como una crisis más general del sistema de salud público de la capital del país.
¿Por qué? Porque lo salarial y las condiciones de trabajo impactan en una merma sostenida de los y las aspirantes a cargos de residencias pero, seguramente, no sea sólo lo salarial lo que pesa. “Entendemos que la recomposición salarial es una cuestión importante pero una de las tantas para abordar en relación a la lucha en defensa de la Salud pública”, señaló Juliana Panelo, residente de Medicina General del Hospital Piñero, en diálogo con Primera Línea.
La perspectiva era pesimista en torno al desenlace del conflicto por la experiencia previa y las luchas anteriores de residentes con reclamos similares. Sin dudas el colectivo de residentes y concurrentes es de los sectores más dinámicos en la lucha gremial de los/as trabajadores de la salud, pero el hecho de que la realidad de las residencias según la especialidad sea dispar, haciendo que los puntos de reclamo no sean homogéneos, sumado a que se está de paso en el sistema, habían dado en general un importante saldo organizativo que sin embargo se veía obligado a empezar casi de cero cada año.
Pero una de las virtudes del reclamo de 2022 se asienta en la crisis misma del sistema de formación de posgrado. Al venirse notando año a año una caída sostenida en las residencias (en mi caso como médico de planta de clínica médica del Hospital PIñero pasamos de tener hasta 20 médicos/as en esa función en el primer año a nuestra realidad actual en la que contamos con tan sólo una compañera) el impacto de las medidas de fuerza fue menor en la asistencia en los servicios y como consiguiente un mayor acompañamiento del personal de planta. A su vez, el cambio en la conducción de Médicos Municipales fue un aporte al reclamo de la asamblea de Residentes y Concurrentes de CABA siendo vistos como un actor genuino.
“La asamblea que construímos por fuera de los gremios, que tiene una tradición de lucha muy alto, supo capitalizar el reclamo y fue fácil para el resto de los sectores, gremios y trabajadores de planta apoyar el reclamo, no les quedó otra”, agregó Panelo. Por su parte Juan Manuel Noval, también residente del Hospital Piñero, apuntó que con Médicos Municipales tuvieron “una coordinación más dificultosa que tuvo momentos de mayor diálogo y momentos de menos; se intentaron buscar respuestas de ambos lados pero desde la asamblea hay una mirada heterogénea sobre su rol y distintas perspectivas sobre la herramienta gremial en sí”. “La articulación con Médicos Municipales es uno de los debates a profundizar en la asamblea de residentes para encontrar más vías de coordinación que nos permitan reclamar con mayor eficacia sobre derechos y transformar las condiciones laborales porque, más allá de la conducción que sea, es una herramienta donde todos tenemos que estar representados”, analizó.
Más allá de los matices, se actuó positivamente en la resolución del conflicto. Se vio que el impacto que tuvo la pandemia y el reconocimiento que tuvimos los/as trabajadores de la salud a lo largo de 2020 y parte de 2021 por parte de la sociedad había sedimentado y el reclamo contó con un gran apoyo social que fue fundamental para conseguir el aumento salarial.
La marcha del 8 de noviembre tuvo una particularidad que la hizo histórica. Ahí confluyeron el Sindicato Único de Trabajadores del Estado de la Ciudad de Buenos Aires (SUTECBA), la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), Médicos Municipales, la Asociación de Licenciados en Enfermería (ALE) y la Asamblea de residentes y concurrentes.
Si bien se logró construir una acción unitaria, no se vio una coordinación en la marcha con el ridículo de que en el momento de llegar a Bolívar 1 (sede del Gobierno de la Ciudad) hubo tres escenarios distintos con diferentes consignas. Es decir, se logró masividad y adhesión en los hospitales pero queda como deuda pendiente pensar una estrategia de lucha que permita poner el eje en la defensa del Sistema de Salud.
Al margen de estas divergencias Noval sostuvo que “hubo un proceso de crecimiento en la asamblea pero también en las organizaciones dentro de los hospitales. El tiempo por el que se prolongó la medida permitió que se profundizaran discusiones y se pudiera tener mayor claridad sobre el reclamo, las formas de reclamar, la capacidad de la asamblea y de los debates que quedan pendientes para seguir dando”.
No obstante, no es aventurero afirmar que de continuar la merma en la cantidad de residentes sumado a la renuncia de profesionales de planta y la dificultad de conseguir enfermeros/as por la degradación que implica que no formen parte de la Carrera Hospitalaria, se va a ir en el corto o mediano plazo a un escenario donde esté puesta en cuestión la continuidad de la atención en el Sistema.
Con esta lucha se consiguió un salario de inicio de 200.000 pesos para residentes y 210.000 para las categorías más bajas de la carrera hospitalaria. Habrá que ver si eso revierte el estado de situación. “La asamblea levantó el paro porque consiguió el reclamo salarial y porque hay una promesa de una mesa técnica para concurrentes, pero no logramos todo lo que nos planteábamos”, subrayó Panelo.
“El aumento salarial es un pequeño paso pero no hay que bajar la guardia porque hay otras demandas que tenemos: disminución de adjudicación de cargos que lleva a sobrecarga, vaciamiento de dispositivos de salud mental, ausencia de salario para concurrentes. La deuda es infinita con el sistema de salud por lo que nos quedan muchas cosas para seguir peleando. Espero que esta victoria sirva para sostener estos espacios de debate y podamos seguir saliendo a la calle a reclamar lo que nos corresponde”, concluyó.
Esta victoria de los/as residentes y concurrentes demuestra que “luchar sirve” y que estamos a tiempo de revertir la crisis del sistema público de salud de la CABA pero que para ello tenemos que lograr la unidad de todos los actores que lo integran y de la comunidad que es usuaria.