Si a un estadounidense le preguntaras quién fue el primer afroamericano en el espacio, o bien te dirá que no lo sabe, o te dirá que fue Guion Bluford. Guion tuvo una amplia carrera en la NASA, con su primer vuelo orbital en 1983. ¡Pero Guion no fue el primero!
Yuri Gagarin visitó Cuba a sólo tres meses de su famoso vuelo de 1961. En un discurso dijo “Llegará el día en que un hijo del pueblo cubano viaje también al cosmos”. Menos de 20 años después, sus palabras se harían realidad.
De carpintero a cosmonauta
El primer hombre de ascendencia africana en volar al espacio no fue Guion sino el guantanamero Arnaldo Tamayo Méndez. Arnaldo nació en una familia humilde y al año se quedó huérfano. A los 13 años comenzó a trabajar en una mueblería.
Tenía 17 años cuando triunfó la Revolución Cubana, en 1959. A los 19 se enlistó en la fuerza aérea y se entrenó en la Unión Soviética, volando cazas MiG-15. Para esto tuvo que aprender a comunicarse en ruso, algo que sería clave para su futuro como cosmonauta.
Arnaldo siguió creciendo en los rangos de la fuerza aérea cubana con participaciones en misiones de reconocimiento durante la crisis de los misiles en 1962. Ya hacia 1976 había alcanzado el rango de teniente coronel.
Los soviéticos tenían un programa llamado Intercosmos, que estaba destinado a facilitar el acceso al espacio a otras naciones socialistas. Los requisitos para los astronautas eran tener amplia experiencia sin accidentes en jets, hablar ruso y contar con formación militar.
Arnaldo y José Lopez, otro compatriota, fueron elegidos entre 600 candidatos. En 1978 se trasladaron a Rusia para iniciar su entrenamiento. Fueron seis meses de gimnasia matutina, ejercicios de calentamiento, carreras en el verano y esquiar por el bosque en invierno.
Hasta última hora no se sabía cuál de los dos cubanos volaría. Pero finalmente el 18 de septiembre de 1980, Arnaldo despegó junto con el ruso Yuri Romanenko en la misión Soyuz 38. Se acoplaron luego en órbita con la estación soviética Salyut 6.
Durante su estadía de casi ocho días, Arnaldo realizó experimentos para la Academia de Ciencias de Cuba en áreas tales como medicina, biología, física, psicología y geología. El 26 de septiembre, la Soyuz regresó a Kazajistán, cerrando exitosamente la misión.
Como era de esperar, Arnaldo se convirtió en un héroe nacional en Cuba. Recibió la primera medalla de Héroe de la República de Cuba, y también la de Héroe de la Unión Soviética. El módulo con el que regresó a la tierra está hoy en exhibición en Guantánamo. Y su traje espacial se puede visitar en el Museo de la Revolución en La Habana.
¿Y su camarada de vuelo Yuri? Siguieron en contacto. De hecho en 1987 establecieron un puente radial entre Cuba y la estación espacial Mir, donde Yuri estaba alojado.
Tanto este último como otros cosmonautas suelen visitarlo. Para alojar estas visitas en 1975 se había edificado en Varadero la “Casa de los Cosmonautas”, del arquitecto Antonio Quintana Simonetti. El edificio asemeja una especie de estación espacial posada sobre el costado de la playa.
Pero la fama de Arnaldo también tuvo su cara negativa. Bajo recomendación del propio Fidel Castro le impidieron volver a pilotar jets. Había que evitar cualquier chance de perder al gran héroe espacial cubano.
Actualmente el cosmonauta cubano tiene 80 años y aún se sigue dedicando a fortalecer los vínculos internacionales, a difundir el rol de la fuerzas armadas y a la política en general.
Más allá de Arnaldo
La representación latinoamericana en el espacio es aún extremadamente minoritaria. Recién en 1986 voló el segundo representante de la región, el mexicano Rodolfo Neri Vela. Años después, en 2006 voló el astronauta brasilero Marcos Pontes, que además tuvo el triste honor de ser ministro de Ciencia de Jair Bolsonaro.
El desarrollo espacial latinoamericano ha sufrido los enormes vaivenes políticos de la región. Incluso en los momentos de mayor colaboración entre Estados, las agendas espaciales siempre han ido por caminos separados.
La flamante Agencia Latinoamericana y Caribeña del Espacio (ALCE) promete enmendar esta situación. Ya 18 naciones firmaron el Convenio Constitutivo: Antigua y Barbuda, Argentina, Bolivia, Costa Rica, Cuba, Dominica, Ecuador, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía y Venezuela. México, por su parte, pondrá la sede principal. ¿El gran ausente? Nada menos que Brasil.
El tiempo dirá si se logra consensuar una agenda común de colaboración en materia espacial o si cada una de estas naciones seguirá impulsando sus propios y segmentados esfuerzos.