El mundo May 21, 2022

Aquella solitaria vaca

La historia de un cohete estadounidense y su fatídico encuentro con Rufina, una vaca cubana que inspiró un temón de Los Redondos.

¿Qué tienen en común el GPS, el efecto Doppler, Los Redondos, Fidel Castro y la Exploración Espacial?

Esta historia nos remonta al viernes 11 de noviembre de 1960. La tarde transcurría tranquila en las afueras de Holguín, Cuba. Unas vacas pastaban tranquilas pero de un instante a otro empezaron a caer algunos retazos de metal. Varios cilindros sueltos y una esfera. Se clavaron en la tierra seca, calientes. Otros metales explotaron al caer. La metralla impactó en Rufina, una de las vacas. 

Recalculando, recalculando

Para entender qué pasó hay que ir más atrás, a 1957 cuando el Sputnik, primer satélite artificial, acababa de ser lanzado por los soviéticos. Los físicos William Guier y George Weiffenbach de la universidad estadounidense Johns Hopkins conversaban sobre las ondas de radio que este emitía.

El efecto Doppler explica la percepción de una onda emitida por un objeto en movimiento. Cuando el emisor se aleja, la onda se percibe como de menor frecuencia, o más grave. Por el contrario, cuando el emisor se acerca, la onda se percibe más aguda. Esto lo podemos apreciar si estamos parados y escuchamos un auto que se acerca. Primero lo escucharemos muy agudo y a medida que nos pasa y se va alejando su sonido lo percibiremos cada vez más grave.

La frecuencia de radio que emitía el Sputnik era de 20,005 MHz y este dato era de dominio público. A William y George se les ocurrió medir la frecuencia de la transmisión del Sputnik tal como era percibida por su receptor de radio en tierra y calcular la diferencia. Con esto lograron determinar la órbita y posición del Sputnik con muy alta precisión.

William y George se lo comentaron a su jefe, Frank McClure y a este se le ocurrió una gran idea: en vez de usar nuestra ubicación conocida para identificar una órbita, ¿qué tal si usamos una órbita conocida para identificar nuestra ubicación?

Así es como nace Transit, una constelación de satélites que viene a ser la tatarabuela del GPS que tenemos hoy en día. Transit fue una pieza clave de la estrategia de defensa estadounidense durante la Guerra Fría, permitiendo conocer la posición exacta de los submarinos clase Polaris equipados con lanzaderas nucleares.

Una isla en el camino

Pero para armar la red Transit, tenían que lanzar unos 10 satélites a órbitas polares de unos 1100 km de altura. ¿Y qué vendría a ser una órbita polar? Se trata de órbitas que pasan por ambos polos. 

Al lanzar un cohete se suele evitar que pase por zonas pobladas en los primeros miles de kilómetros de su trayectoria. La mejor forma de hacerlo es pasar por cuerpos de agua pero hay un pequeño detalle. Para lograr una órbita polar desde EE.UU., los yanquis tenían que pasar por arriba del Caribe, en particular por el este cubano. Y recordemos que menos de dos años antes Fidel Castro había asumido el poder en Cuba. Las relaciones diplomáticas entre la isla y los norteamericanos estaban muy tensas.

En las vísperas del lanzamiento, en una conferencia de prensa, varios periodistas preguntaron si pasar por Cuba era de hecho una buena idea, pero las autoridades de los EE.UU. esquivaron las preguntas. 

Así llegamos a aquel 11 de noviembre de 1960. A las 14:50, hora local en Cabo Cañaveral, partió el satélite Transit 3A a bordo de un cohete Thor-Ablestar de la Fuerza Aérea de los EE.UU. Este cohete era normalmente utilizado como misil balístico intercontinental, pero en este caso se estaba usando para poner en marcha la constelación Transit.

Miraba el cielo justo a tiempo

Lamentablemente, algo salió mal y el cohete perdió propulsión antes de lo previsto, saliéndose de su trayectoria esperada. Al detectar esto, el personal en tierra envió la orden de autodestrucción. El cohete estalló en miles de pedazos a unos 600 km de distancia de su puerto de partida.

Por la inercia que llevaban los fragmentos, muchos de ellos terminaron en las praderas cubanas, matando así a la pobre vaca Rufina, quien estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado.

Los cubanos no tardaron en denunciar este hecho, el cual les vino como anillo al dedo ya que el bloqueo estadounidense a la isla había arrancado sólo un mes atrás. “Fidel afirma que un cohete de los EE.UU. mató a una vaca”, tiene que ser uno de los mejores titulares de todos los tiempos.

Al poco tiempo se organizó una marcha a la embajada de los EE.UU. en Cuba. La procesión iba acompañada por vacas con carteles que rezaban “Eisenhower, asesinaste a una de mis hermanas”. La presión internacional forzó a los acusados a desembolsar dos millones de dólares como compensación. La vaca más cara de la historia.

Pero eso no fue todo, los cubanos fueron muy astutos y recopilaron todos los restos. Se los brindaron al gobierno chino, que los usó para diseñar su misil balístico Dongfeng 5, aún en uso hoy en día. 

Gringo, go home!

Desde ese día, los estadounidenses rara vez lanzaron a órbitas polares desde su base en Cabo Cañaveral. Este tipo de lanzamientos fueron en general desde su base Vandenberg en California. La trayectoria polar desde esta base atraviesa el pacífico, evitando nuevos problemas diplomáticos.

Pero las nuevas tecnologías hicieron que los cohetes sean mucho más confiables. Y es por eso que la opción de lanzar a órbitas polares desde Cabo Cañaveral se ha retomado. De hecho el primer lanzamiento polar desde Cabo Cañaveral en casi 60 años fue ni más ni menos que el satélite argentino SAOCOM 1B el 30 de agosto de 2020. Hubiera sido hermoso que a bordo el satélite vaya sonando el homenaje del Indio Solari a la pobre Rufina:

Miraba al cielo justo a tiempo,
miraba al cielo justo a tiempo ay ay ay ay…
saltaba del motor eterno,
saltaba del motor eterno y justo a tiempo…
Aquella solitaria vaca, aquella solitaria vaca cubana…

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