En octubre de 2019 el malestar se desbordó en Chile por demandas que venían reivindicándose durante años en materia de educación, salud, jubilaciones y vivienda, resumidas en las consignas de “hasta que la dignidad se haga costumbre” y “basta de abusos”.
Sin embargo, hasta la fecha no ha habido respuestas para las urgencias de la población que, tras bancarse una pandemia y sus consecuencias, sigue esperando.
“Es tiempo de salir de la zona de confort”
“Hace tres años, miles de personas se manifestaron expresando un malestar acumulado por largo tiempo, que clamaba por mayor justicia, igualdad y el fin de los abusos”, dijo el presidente Gabriel Boric sobre el significado de la conmemoración del 18 de octubre. “Ya es tiempo de que salgamos de nuestra zona de confort para interpretar lo que ahí pasó”, agregó.
Sin embargo, aludiendo a la adversa composición del actual Congreso, expresó que para responder a estas demandas “hay que construir puentes y dialogar”.
“Las personas que tienen exigencias materiales, del día a día, están, muchas veces, alejadas de las recetas políticas de unos y de otros. Quieren derechos sociales garantizados, pero también quieren defender su autonomía y su posibilidad de elección. Quieren un Estado que proteja, pero no que ahogue. Quieren igualdad y reivindican, a su vez, su libertad. El desafío es tremendo. Es el mandato más elocuente del estallido social, salir de las trincheras”, recalcó.
En medio de una serie de ataques de sectores más conservadores y de derecha contra actuales ministros por sus críticas en redes sociales sobre la actuación policial durante las manifestaciones de 2019, señaló que desde la izquierda “la protesta social no puede ser sinónimo de violencia, no puede cobijarla, ni justificarla”.
“Para ser claro, las violaciones a los derechos humanos, como daños oculares, agresiones sexuales, lesiones graves, hasta muertes, no son aceptables y, a la vez, Carabineros cuenta con todo nuestro respaldo para combatir la delincuencia y asegurar el control del orden público en el marco del estado de derecho. No hay una dicotomía entre ambas posiciones”, dijo Boric para cerrar el punto.
La “música” la pone la derecha
El resultado del plebiscito del 4 de septiembre, que culminó un primer proceso constituyente emanado de la crisis de 2019, ha marcado el curso de la política desde entonces. El triunfo del rechazo a la propuesta de nueva Constitución ha dejado a la derecha con el control de la “música” y son sus temas los que se han debatido en las últimas semanas.
La convocatoria de Boric para retomar el camino constituyente ha sido condicionada por la derecha que ha puesto tanto a los contenidos como a los mecanismos. Una estrategia que ha ganado terreno en la medida que pasa el tiempo y la nueva Carta Magna pierde interés, frente a la crisis económica que se profundiza en el país trasandino.
Las negociaciones constituyentes, que ya se extienden por seis semanas, han puesto al gobierno en una debilitada posición política, que incluso le ha obligado a retrasar -o frenar en algunos casos- su agenda de reformas estructurales establecidas en su programa.
De hecho, por ahora se dan por descartadas la condonación de los estudiantes endeudados y la reforma de salud, y están en riesgo de rediseño la reforma tributaria y de pensiones.
La inacción política del Ejecutivo para el desarrollo de su programa, muy vinculado desde el principio de su mandato a la aprobación de la propuesta de nuevo texto constitucional, está haciendo aumentar la grieta con la gente. Según las últimas encuestas, cuenta con un 27% de aprobación a solo siete meses de iniciado su mandato.
A tres años del estallido social, Chile ve con mayor lejanía el objetivo de cambios y transformaciones que exigían las demandas levantadas por millones de chilenas y chilenos. Peor aún, la aguja hoy se mueve en favor de las propuestas que surgen desde los sectores conservadores.